Podemos encontrar diecisiete veces en el evangelio según San Juan menciones sobre la "hora" de Jesús. En la primera mitad del evangelio, la "hora" es un momento muy esperado en el ministerio de Jesús, tan esperado que atrapa a cualquier lector y le pone pendiente con la pregunta ¿Cuál es la hora de Jesús? (Juan 2:4, 4:21, 5:25, 7:30, 8:20).
En la segunda mitad del evangelio, el lector podrá descubrir que Jesús llega a su "hora" en los últimos días de su vida (Juan 12:23, 12:27, 13:1, 17:1). Pero siempre nos llega la duda: ¿Cuál es el significado de esta "hora", y porqué estaba en un punto muy singular en la misión de Jesús?
Un análisis cuidadoso del evangelio según San Juan nos revelará las dimensiones magníficas de esta misteriosa "hora" que menciona Jesús y el Apostol-Evangelista muchas veces.
En la segunda mitad del evangelio, el lector podrá descubrir que Jesús llega a su "hora" en los últimos días de su vida (Juan 12:23, 12:27, 13:1, 17:1). Pero siempre nos llega la duda: ¿Cuál es el significado de esta "hora", y porqué estaba en un punto muy singular en la misión de Jesús?
Un análisis cuidadoso del evangelio según San Juan nos revelará las dimensiones magníficas de esta misteriosa "hora" que menciona Jesús y el Apostol-Evangelista muchas veces.
Desarrollo
Analizando el evangelio, se observará que se pueden encontrar raíces bíblico-históricas y litúrgicas de esta "hora", empezamos:
Raíces bíblico-históricas de la "hora" de Jesús:
La "hora" de Cristo es ante todo el tiempo señalado para su Pasión, la cual en Juan, así como en los demás evangelios, es la fase culminante de su misión. Antes de este tiempo, los intentos de los enemigos de Jesús para arrestarlo e incluso matarlo son totalmente en vano, debido a que su "hora" todavía no había llegado (Juan 7:30, 8:20). El reloj empieza a contar los segundos, y es así que, al comienzo de la semana de la pasión, es cuando Jesús declara que la "hora" de su glorificación finalmente ha llegado (Juan 12:23).
Y aunque él está preocupado por la prueba que le está siendo preparada en esa "hora" (Juan 12:27), Jesús abraza el sufrimiento como la "hora" en que pasará de este mundo, a su Padre celestial (Juan 13:1). Es cuando sus discípulos también compartirán la prueba, cuando esa "hora" les sorprenda con el temor y la angustia de una mujer que está en parto (Juan 16:21-22).
Es entonces en este contexto bíblico-histórico que, la "hora" es el tiempo cuando Cristo pasa por las agonías de la traición y el sufrimiento corporal, finalmente llevando y sufriendo en la cruz por amor al Padre y como sacrificio para nuestra Salvación.
(Ver: Parte 1 - El sacrificio de la misa: ¿La última cena fue solamente "una merienda"?)
Esta hora de humillación y muerte de Cristo es en el evangelio de San Juan la "hora" de su exaltación que se convierte en la fuente de la vida eterna para el mundo entero.
Raíces litúrgicas de la "hora" de Jesús:
Si la "hora" de Cristo está enlazada con los eventos históricos de su Pasión, entonces también va más allá, hacia una conmemoración litúrgica de estos eventos en la vida de la iglesia. Hay varias declaraciones respecto a la "hora" de Jesús que están conectadas con la adoración Cristiana, vamos a enumerar:
1) En (Juan 2:4), Jesús le responde a su madre sobre su petición de "No hay vino" con una enigmática declaración "Mi hora aún no ha llegado". La premisa que está oculta, parece que es, que cuando llegue esta "hora" aún distante, él espera proveer una abundancia del vino más fino y bueno (Juan 2:10). Esto puede ser leído como una alusión a la liturgia, donde los creyentes de todo el mundo se reúnen para adorar a Cristo mientras se él se vierte en la copa eucarística bajo el signo visible del vino.
2) En (Juan 4:21-23), Jesús insiste en que su "hora" venidera tiene mucho que ver con la adoración, y no de una adoración cualquiera, sino con una adoración en espíritu, superior a cualquier otra conocida en Samaria o ¡incluso en Israel! La característica de adoración de esta "hora" no se limitará a ningún santuario físico en una montaña, sino que se elevará a los verdaderos adoradores, más allá, hasta una altura nueva y celestial en el Espíritu. (Apocalípsis 1:10, Apocalipsis.4, Apocalipsis.5).
3) En (Juan 5:25-29), Jesús mira esta "hora" como un tiempo en que aquellos quienes están muertos, escucharán su voz y vivirán de nuevo. Esto también tiene conexiones litúrgicas, donde Cristo continúa hablando a través de las escrituras y levanta a las almas muertas por el pecado.
4) Finalmente, esa "hora" de Cristo nos traerá una cosecha de creyentes de todas las naciones, porque Jesús, como un grano de trigo muerto y enterrado en tierra, permite a Israel y a toda nación brotar a una nueva vida (Juan 12: 20-24). Esta bendición viene no solo a través de la muerte de Cristo, sino también a través de su humanidad resucitada y glorificada, que es el trigo que se convierte para nosotros en el "pan de vida" en la Eucaristía. (Juan 6:48).
Estas dos dimensiones o raíces de la "hora" de Jesús son parte del Misterio Pascual de Cristo. No podemos, por lo tanto, abrir una brecha (o una separación) entre lo histórico y lo litúrgico, entre el don sacrificial de Cristo al Padre en la cruz, y el don sacramental de Cristo para nosotros en la liturgia. Esto fue reconocido en la Iglesia primitiva, donde la "hora" de Jesús se refería no solo a su sufrimiento y muerte, sino que, como en las antiguas liturgias de Santiago y San Marcos, la expresión "esta hora" se refería a la representación de la Pasión en la Celebración Eucarística.
Raíces bíblico-históricas de la "hora" de Jesús:
La "hora" de Cristo es ante todo el tiempo señalado para su Pasión, la cual en Juan, así como en los demás evangelios, es la fase culminante de su misión. Antes de este tiempo, los intentos de los enemigos de Jesús para arrestarlo e incluso matarlo son totalmente en vano, debido a que su "hora" todavía no había llegado (Juan 7:30, 8:20). El reloj empieza a contar los segundos, y es así que, al comienzo de la semana de la pasión, es cuando Jesús declara que la "hora" de su glorificación finalmente ha llegado (Juan 12:23).
Y aunque él está preocupado por la prueba que le está siendo preparada en esa "hora" (Juan 12:27), Jesús abraza el sufrimiento como la "hora" en que pasará de este mundo, a su Padre celestial (Juan 13:1). Es cuando sus discípulos también compartirán la prueba, cuando esa "hora" les sorprenda con el temor y la angustia de una mujer que está en parto (Juan 16:21-22).
Es entonces en este contexto bíblico-histórico que, la "hora" es el tiempo cuando Cristo pasa por las agonías de la traición y el sufrimiento corporal, finalmente llevando y sufriendo en la cruz por amor al Padre y como sacrificio para nuestra Salvación.
(Ver: Parte 1 - El sacrificio de la misa: ¿La última cena fue solamente "una merienda"?)
Esta hora de humillación y muerte de Cristo es en el evangelio de San Juan la "hora" de su exaltación que se convierte en la fuente de la vida eterna para el mundo entero.
Raíces litúrgicas de la "hora" de Jesús:
Si la "hora" de Cristo está enlazada con los eventos históricos de su Pasión, entonces también va más allá, hacia una conmemoración litúrgica de estos eventos en la vida de la iglesia. Hay varias declaraciones respecto a la "hora" de Jesús que están conectadas con la adoración Cristiana, vamos a enumerar:
1) En (Juan 2:4), Jesús le responde a su madre sobre su petición de "No hay vino" con una enigmática declaración "Mi hora aún no ha llegado". La premisa que está oculta, parece que es, que cuando llegue esta "hora" aún distante, él espera proveer una abundancia del vino más fino y bueno (Juan 2:10). Esto puede ser leído como una alusión a la liturgia, donde los creyentes de todo el mundo se reúnen para adorar a Cristo mientras se él se vierte en la copa eucarística bajo el signo visible del vino.
2) En (Juan 4:21-23), Jesús insiste en que su "hora" venidera tiene mucho que ver con la adoración, y no de una adoración cualquiera, sino con una adoración en espíritu, superior a cualquier otra conocida en Samaria o ¡incluso en Israel! La característica de adoración de esta "hora" no se limitará a ningún santuario físico en una montaña, sino que se elevará a los verdaderos adoradores, más allá, hasta una altura nueva y celestial en el Espíritu. (Apocalípsis 1:10, Apocalipsis.4, Apocalipsis.5).
3) En (Juan 5:25-29), Jesús mira esta "hora" como un tiempo en que aquellos quienes están muertos, escucharán su voz y vivirán de nuevo. Esto también tiene conexiones litúrgicas, donde Cristo continúa hablando a través de las escrituras y levanta a las almas muertas por el pecado.
4) Finalmente, esa "hora" de Cristo nos traerá una cosecha de creyentes de todas las naciones, porque Jesús, como un grano de trigo muerto y enterrado en tierra, permite a Israel y a toda nación brotar a una nueva vida (Juan 12: 20-24). Esta bendición viene no solo a través de la muerte de Cristo, sino también a través de su humanidad resucitada y glorificada, que es el trigo que se convierte para nosotros en el "pan de vida" en la Eucaristía. (Juan 6:48).
Estas dos dimensiones o raíces de la "hora" de Jesús son parte del Misterio Pascual de Cristo. No podemos, por lo tanto, abrir una brecha (o una separación) entre lo histórico y lo litúrgico, entre el don sacrificial de Cristo al Padre en la cruz, y el don sacramental de Cristo para nosotros en la liturgia. Esto fue reconocido en la Iglesia primitiva, donde la "hora" de Jesús se refería no solo a su sufrimiento y muerte, sino que, como en las antiguas liturgias de Santiago y San Marcos, la expresión "esta hora" se refería a la representación de la Pasión en la Celebración Eucarística.
Conclusión
Combinado con referencias al Bautismo (Juan 3:5), la Eucaristía (Juan 6:35-58) y el Sacramento de la Reconciliación (Juan 20:23), vemos en el Evangelio de San Juan que la "hora" de Jesús que se desarrolla durante la Semana Santa también se extiende a través de los siglos y en todo el mundo, donde los cristianos conmemoran los sagrado misterios de esta "hora" en la liturgia sacramental del Nuevo Pacto con Dios.
Dios te bendiga,
Por: Cairo - Cuculmeca
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