¿Se comete pecado mortal al recibir en pecado mortal el sacramento de la eucaristía? Duns Escoto Ordinatio IV, d.9, q.u

El siguiente escrito es una traducción de la Ordinatio IV, d.9, q.u de Duns Escoto. 

Resumen de las partes

1. "Y así como hay dos partes" [Sent. Lombarda IV d.1 cap.1]. En la novena distinción el Maestro trata de la recepción de este sacramento. 

2. Y la primera parte, en la que determina la verdad, permanece indivisa. 

3. Su segunda parte (que comienza en el cap.2 n.1), es decir, donde excluye el error sobre las verdades que ha determinado, se divide en dos partes: primero excluye un error sobre la recepción del sacramento; segundo excluye otro error sobre la cosa del sacramento. Y estos errores excluidos corresponden a las verdades ya determinadas. La segunda parte comienza al principio del d.10 cap.1 n.1.

Cuestión Única (q.u)

De si alguien en estado de pecado mortal peca mortalmente al recibir el sacramento de la eucaristía

4. En cuanto a esta distinción, sólo hago una pregunta sobre la recepción de este sacramento, a saber, si alguien en estado de pecado mortal peca mortalmente al recibir el sacramento. 

5. Parece que no lo hace:

Porque nadie peca por hacer lo que está obligado a hacer; pero a veces alguien está obligado a comunicarse a pesar de estar en pecado mortal; por tanto, etc. Prueba de la menor en cuanto a dos casos: todo cristiano está obligado a comulgar una vez al año, según las Decretals V tit.38 cap.12 de Gregorio IX, "todos los de uno y otro sexo"; prueba similar del segundo caso, en el Decretum de Graciano p.3 d.2 cap.11 se dice que un sacerdote que ha consagrado está obligado a recibir el sacramento, y es posible que entonces esté en pecado mortal, o que entretanto caiga en pecado mortal. 

6. Además, nadie está obligado a confesarse más que una vez al año, como se desprende de lo dicho por Gregorio IX [n.5]; por tanto, está obligado a realizar los actos que le son propios, aunque no se confiese muchas veces; por eso un sacerdote puede celebrar muchas veces, por mucho que haya pecado, sin repetir la confesión. Pues no parece por qué en su confesión una vez dicho precepto no le basta para salvarse como a otro cristiano, ya que no parece atado a una ley especial. 

7. Por el contrario: I Corintios 11,29: "El que come y bebe indignamente, come y bebe para el juicio". Tal es quien no es espiritualmente miembro de Cristo y recibe la Eucaristía, porque recibir significa que se incorpora espiritualmente a Cristo. 

8. Además, Agustín Sobre el Evangelio de Juan tr.26 n.18, al hablar de un mal sacerdote dice: "Recibe para juicio el sacramento de tan gran cosa".

I. A la pregunta 

A. Sobre el pecado mortal

9. Hay que decir que se puede entender que alguien está en pecado mortal de tres maneras: la primera realmente, porque concretamente ahora está pecando mortalmente en un acto exterior o interior; la segunda porque, tras un pecado mortal pasado que no recuerda, no se ha arrepentido ni se arrepiente; la tercera porque, si se ha arrepentido o se arrepiente del pecado pasado, sin embargo no se ha confesado ni ha sido absuelto en la Iglesia.

1. Sobre el que está realmente en pecado mortal

10. Sobre el primero digo que peca mortalmente, porque simplemente come indignamente.

2. Sobre el que no se ha arrepentido de un pecado mortal pasado

11. Sobre el segundo digo que si su negligencia es grave y grosera, por lo cual no recuerda su pecado, no está excusado de pecar, aunque peque menos que el primero. El punto se desprende claramente de I Corintios 11,28: "Que el hombre -dice- se pruebe a sí mismo, etc.", pues está obligado a examinarse, con la diligencia posible para nuestra debilidad, antes de recibir la comunión.

12. Pero si su negligencia no es grave, ya que se ha hecho un examen suficiente y no se le ocurre ningún pecado sobre el que no haya estado o no esté contrito y no haya confesado ya, no peca al recibir la comunión, aunque tal vez haya algo oculto o caído en el olvido. 

13. La prueba es:

Primero porque si, después de tal examen, muriera contrito y confesado, se salvaría; pero no se requiere mayor examen para recibir la comunión que para morir en paz. 

Segundo, porque de otro modo cualquiera se expondría a un peligro al recibir la comunión; pues el salmo 18,13 dice: "¿Quién entiende sus pecados?" y el Eclesiastés 9,1: "El hombre no sabe si es digno de amor o de odio". Por tanto, si fuera necesario que el que comulga estuviera en estado de caridad, cualquiera se expondría a un peligro al comulgar, pues no sabe si estaría pecando al realizar ese acto.

La tercera prueba es que entonces el sacramento no sería un sacramento para el caminante, ya que tal certeza [sc. saber que se está en estado de gracia o de caridad] no pertenece a un caminante. 

14. Por eso digo que cuando se ha hecho un examen diligente según la posibilidad de nuestra debilidad, y cuando ha precedido la contrición, y se ha hecho una confesión que, según le parece al hombre, es suficiente, entonces no peca si luego recibe la comunión. Por el contrario, si algún pecado permanece oculto, es remitido por el sacramento.

3. Sobre el que se ha arrepentido pero no ha confesado

15. Sobre el tercero digo que, si se presenta la oportunidad de confesarse, está obligado a hacerlo antes de recibir la comunión. La razón es que debe reconciliarse no sólo con Dios, sino con la Iglesia, para poder recibir dignamente el sacramento de la unidad de la Iglesia. 

16. Pero si no se presenta la oportunidad de confesarse, y si puede evitar sin escándalo recibir la comunión, está obligado a no recibirla, sino a esperar la confesión, por la misma razón que se acaba de decir [n.15]. 

17. Pero si puede surgir el escándalo si no comulga inmediatamente, como si se ha revestido y, después de hacerlo, tiene conciencia de un pecado mortal que no ha confesado de otra manera y no tiene a mano un confesor adecuado, entonces, con contrición y voluntad de confesarse en el momento oportuno, puede, para evitar el escándalo, celebrar [la misa]. 

18. Y, asimismo, en lo que se refiere a otro que va a comulgar y que no es celebrante (como cuando la costumbre en alguna comunidad religiosa o colegio o iglesia es que comulguen todos los que no son sacerdotes), si el caso es semejante, es decir, si, cuando debe comulgar, no tiene entonces un confesor adecuado, puede comulgar sin haberse confesado. Tampoco hay que decir que peca mortalmente o que transgrede el precepto para evitar el escándalo, porque ningún precepto le excluye de este acto en este caso. Pues el aplazamiento de la confesión en acto que entonces tiene en su afecto no le impide ser miembro de la Iglesia militante apto para los actos en que los miembros se comunican; y está obligado a evitar el escándalo al prójimo.

B. Sobre el pecado venial

19. En cuanto al pecado venial no hay que dudar, porque no hay necesidad de confesión penitencial sobre el pecado venial.

20. Sin embargo, cierta autoridad Sobre los dogmas eclesiásticos [Gennadio de Marsella cap. 53], y está en el texto del Maestro en la distinción 12 cap. 6 n. 2, parece hacer mención del pecado venial; pues dice: "Aunque alguien sea aguijoneado en la conciencia por un pecado, con tal de que no tenga voluntad de pecar en otros aspectos y se satisfaga con lágrimas y oraciones, puede acercarse con seguridad; pero digo esto de quien no está agobiado por los pecados mortales." Por lo tanto, parece que nadie puede acercarse con seguridad a menos que no tenga voluntad de pecar venialmente, y haya hecho satisfacción por los pecados pasados con lágrimas y oraciones. 

21. Respondo: El pasaje puede entenderse del pecado mortal (no es que el pecado mortal esté presente ahora o en el pasado sin penitencia, sino que ya ha sido confesado), si le remuerde la conciencia por no haber satisfecho completamente. Y entonces es inteligible lo que sigue sobre el pecado mortal: "que no está agobiado por los pecados mortales" suplen "los actuales o pasados sin penitencia posterior".

II. A los argumentos iniciales

22. Al primer argumento [n.5] digo que no peca quien hace en debida forma lo que está obligado a hacer. 

23. Al menor digo que nadie está obligado a comulgar en pecado mortal, Gregorio IX Decretos V tit.38 cap.12. 

24. A la misma prueba [n.5] digo que así como está obligado a comulgar una vez al año, también está obligado a esforzarse por la penitencia exterior [sc. confesión auricular] para estar fuera del pecado mortal [v. IV d.15 q.1 n.8]. 

25. A la segunda prueba [n.5] digo que el sacerdote está obligado a esforzarse por estar fuera del pecado mortal antes de recibir la comunión; pero si sucede que, después de la consagración y antes de la comunión, le viene el recuerdo de un pecado mortal cometido hace tiempo y del que no hizo penitencia interior o exterior, entonces está obligado a hacer penitencia interior antes de recibir la comunión, y a aplazar la penitencia exterior hasta que surja la oportunidad de confesarse. 

26. A la segunda [n.6] digo que el precepto de confesarse una vez es menos frecuente que las veces que el fiel puede guardar el sacramento de la penitencia. Pero muchos están obligados también en casos especiales a la penitencia exterior, como un enfermo grave cuya curación es desesperada, o alguien que emprende un acto en el que es probable (según el juicio humano) que se exponga al peligro de muerte, como en una guerra mortal. Así también el sacerdote está obligado por una ley especial a la penitencia exterior antes de realizar el acto [de consagrar y comulgar]. 

27. Y si decís "¿por qué ley?", digo que por la ley del Apóstol en I Corintios 11,28 [n.11]: "Que el hombre se pruebe a sí mismo, etc.".