¿El cuerpo de Cristo está bajo las especies eucarísticas? Duns Escoto Ordinatio IV, d.10, q.1 - Cuculmeca Apologética

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domingo, 1 de mayo de 2022

¿El cuerpo de Cristo está bajo las especies eucarísticas? Duns Escoto Ordinatio IV, d.10, q.1




El siguiente escrito es una traducción del Ordinatio IV, d.10, q.1 de Duns Escoto. 


1. "Hay algunos otros, etc." [Texto del Maestro, Sent. IV d.10 cap.1 n.1].


2. Aquí comienza la distinción 10, donde el Maestro excluye el error de algunos sobre la cosa de este sacramento, a saber, el error de los que negaban que el cuerpo de Cristo estuviera contenido en la Eucaristía. 


3. La distinción se divide en tres partes: primero el Maestro plantea el error; segundo la confirmación del mismo; tercero el rechazo del mismo. 


4. La segunda parte se puede dividir, porque primero plantea cuatro autoridades a favor de su error; segundo resuelve las autoridades; tercero confirma su solución. 


5. Y la tercera parte se puede dividir, porque primero plantea una autoridad que está en contra de él; segundo sopesa cierta parte de ella que parece provocar una duda; tercero responde a la duda. 


6. Pero como la conclusión principal de esta distinción es que el cuerpo de Cristo está realmente contenido en la Eucaristía, y como, en efecto, la primera parte se refiere a la Eucaristía en el orden de la doctrina (de ahí que se supusiera también en la primera cuestión de la distinción 8 [d.8 n.20]), por tanto, en cuanto a esta distinción pregunto principalmente sobre tres cosas: primero sobre la posibilidad de que el cuerpo de Cristo exista en la Eucaristía; segundo sobre las cosas que pueden pertenecer al cuerpo de Cristo que existe en la Eucaristía; tercero sobre la acción que puede pertenecer a Cristo que existe en la Eucaristía.


Cuestión 1 (q.1): 

Si es posible que el cuerpo de Cristo esté realmente contenido bajo las especies de pan y vino


8. Para proceder así a la primera cuestión, se argumenta que esto no es posible: Porque el cuerpo de Cristo no está contenido bajo la especie del pan no consagrado; por tanto, tampoco después de la consagración. El antecedente es claro. La prueba de la consecuencia es que una especie después de la consagración no está dispuesta de manera diferente en sí misma que antes. 


9. Y si dices que antes de la consagración una especie está en un sujeto y después sin sujeto, entonces tomo la proposición de que no está dispuesta de modo distinto en relación con el cuerpo de Cristo después de la consagración, cuando está sin sujeto, que antes de la consagración, cuando estaba en un sujeto. Pues su condición de sujeto no varía en absoluto esta relación. Pero la especie del pan es de este tipo, esté o no en un sujeto; por tanto, su relación con el cuerpo de Cristo no cambia por estar o no en un sujeto. Pero es imposible que una cosa esté donde antes no estaba, a no ser que ella o aquello en lo que está cambie de nuevo. Por tanto, como las especies del pan no cambian en relación con el cuerpo de Cristo después de la consagración, la consecuencia es que el cuerpo de Cristo debe cambiar en relación con las especies para que esté de nuevo allí. Pero esto es falso, porque el cuerpo de Cristo permanece inmutable en el cielo, según Agustín Sobre el Evangelio de Juan tr.30 n.1 (y en el Decretum de Graciano p.3 d.2 cap.44): "El Señor está arriba hasta el fin de los tiempos". 


10. De nuevo en segundo lugar, como sigue: El cuerpo de Cristo bajo la especie es una cantidad definida, un quantum, o no es un quantum, porque una cantidad no puede separarse del modo de la cantidad (como tampoco puede separarse un sujeto de su propiedad específica), porque la propiedad específica de la cantidad parece ser la mayor parte de todo el modo de la cantidad. Por lo tanto, el cuerpo de Cristo existiría en un modo de cantidad. Pero esto es falso porque lo menor no puede existir junto con lo mayor de esta manera. [3] 


11. De nuevo tercero, como sigue, que en la Eucaristía el cuerpo de Cristo tiene parte junto a parte o no. Si lo tiene, entonces no todas las partes del cuerpo de Cristo estarían juntas bajo la misma parte de la hostia consagrada; y universalmente, si algo cuyas partes son parte junto a parte está bajo algún quantum, una parte está con una parte de ese quantum y el todo con el todo. Pero si la parte no está junto a la parte en él, entonces no hay quantum allí; de donde la definición de un quantum continuo es que sea parte junto a parte. 


12. Por el contrario: En Mateo 26.26 dice Cristo: "Esto es mi cuerpo", y en Juan 6.56: "mi carne es verdadera comida". 


13. Y muchas autoridades de Agustín y Ambrosio se recogen en el texto del Maestro [IV d.10 cap.1 n.6-ch.2 n.7, también en Gratian Decretum p.3 d.2 cap.55.


I. Para la pregunta

14. Aquí hay que explicar dos cosas, como ocurre con otros asuntos de la creencia: primero, qué es lo que hay que mantener y con qué autoridad; segundo, cómo es posible lo que se cree [cf. Escoto, Sobre el primer principio cap. 3 n.1].


A. Qué es lo que hay que mantener y con qué autoridad


15. Sobre el primer punto digo que la proposición "el cuerpo de Cristo está realmente allí" pertenece simplemente a los artículos de la fe, del mismo modo que la verdad de cualquier sacramento pertenece a los artículos de la fe. Pues esta verdad fue transmitida expresamente desde el principio, desde que se instituyó la Eucaristía. 


16. El fundamento de esta autoridad es Mateo 26,26-28 y Lucas 22,19-20, donde en la Cena Cristo dice: "Esto es mi cuerpo; esto es mi sangre." 


17. Y si los herejes [por ejemplo, Berengario de Tours, que después se retractó] quieren glosar esto diciendo que se dice en sentido figurado, como lo que se dice en Juan 15.1, "Yo soy la verdadera vid", y en I Corintios 10.4, "Ahora bien, esa roca era Cristo", esto es totalmente contrario a la intención del Salvador. 


18. El hecho se desprende de un dicho de Agustín 83 Cuestiones q.69 n.2, "Las circunstancias de la Escritura muestran cómo entender la Escritura". Porque universalmente el sentido de las palabras de Cristo (tanto si habla en sentido figurado como si no) puede deducirse de lo que precede y de lo que sigue en el mismo lugar, o de otros lugares de la Escritura. Por eso, cuando Cristo dice: "Yo soy la vid verdadera", añade: "y vosotros sois los sarmientos"; pues es evidente que los discípulos no eran sarmientos naturales, sino sólo sarmientos en sentido figurado. 


19. Pero cuando dice en Lucas 22: "Esto es mi cuerpo", añade: "que será entregado por vosotros"; también cuando había dicho: "Esto es el cáliz de mi sangre", añade en el mismo lugar: "que será derramada por vosotros". Lo mismo se desprende de otro lugar de la Escritura, a saber, Juan 6, donde hay un extenso sermón sobre este sacramento. 


20. Y si dices que, cuando Cristo vio que algunos se apartaban de él a causa de su predicación sobre la Eucaristía, entonces dio una exposición de sí mismo diciendo: "El espíritu da la vida, pero la carne no vale nada; las palabras que os digo son espíritu y son vida", de lo que trata Agustín (Sobre los salmos salmo 98 n.9 ; en Gratian Decretum p.3 d.2 ch.44), y dice: "No comeréis este cuerpo que veis, ni la sangre que derramarán, etc." "Es un sacramento que os he encomendado; entendido espiritualmente os dará la vida". Por lo tanto, parece por las palabras de Cristo y de Agustín que no las entiende del cuerpo sino en sentido figurado. 


21. Digo que el Maestro responde en el texto, y responde bien, que ni Cristo ni Agustín en su exposición pretenden negar la verdad del cuerpo de Cristo en el sacramento, sino que el cuerpo de Cristo no está en el sacramento carnalmente, como lo tomaron los que se apartaron de él, es decir, como visible en su forma propia. Más bien, en oposición a este modo de entender, está allí espiritualmente, es decir, inteligiblemente. Y esto es lo que dice Agustín (y el Maestro lo aduce, a partir de Graciano ibid. cap. 45): "Se come, en efecto, y no el cuerpo que se veía, invisiblemente, no visiblemente". [4] 


22. De esta manera también el Apóstol trata extensamente de la Eucaristía I Corintios 11.23-29, y todos los católicos posteriores que exponen estos lugares de la Escritura y dicen que las palabras de la Escritura deben entenderse de la presencia real y no figurada del cuerpo de Cristo. 


23. Por lo tanto, es una herejía directa hoy en día pensar que el verdadero cuerpo no está realmente allí. 


Esto sobre el primer punto [n.14].


B. Cómo es posible lo creído


1. Cuatro posibilidades, que se explicarán sucesivamente en lo que sigue:


24. En cuanto al segundo punto [n.14 ] parece que aquí hay muchas imposibilidades, a saber, seguir los principios de los filósofos: i) una es que un quantum exista junto en un quantum, o que la sustancia del cuerpo de Cristo esté aquí sin su cantidad; ii) una segunda es que un quantum mayor exista junto en un quantum pequeño, es decir, en el mismo espacio que él; iii) una tercera es que el cuerpo de Cristo comience a existir aquí, y sin embargo sin movimiento ni cambio propiamente dicho, porque no se plantea que deje su "dónde" en el cielo; iv) una cuarta es que un quantum exista realmente a la vez en diversos lugares. 


25. Ahora bien, la posibilidad de todas estas cosas no debe ser explicada aquí, porque la prolijidad sería excesiva. 


Pues que i) la sustancia no está aquí sin su cantidad se dirá en la segunda parte de esta distinción 10, en la cuestión 1 nn.260-263.


26. Pero en cuanto a cómo ii) un quantum puede existir conjuntamente en un quantum, la dificultad es más evidente sobre los quanta que poseen modo cuantitativo que cuando uno o ambos están sin modo cuantitativo. Por lo tanto, esta dificultad será tocada en el material sobre los cuerpos gloriosos, en las preguntas sobre la sutileza del cuerpo glorioso [IV d.49 p.2 suppl. q.7]. 


27. La última, iii) y iv), que un quantum existe al mismo tiempo en varios lugares, se explicará en las dos preguntas que siguen:


2. Dos posibilidades que se explican aquí


28. Para esta cuestión, pues, quedan dos cosas por explicar, a saber, cómo es posible que el cuerpo de Cristo comience a existir en el altar sin que se mueva en el lugar iii), y cómo es posible que el cuerpo de Cristo sea un quantum sin modo cuantitativo ii).


a. Primero: Sobre el Cuerpo de Cristo que comienza a existir en el Altar sin cambiar de lugar

α. La opinión de los demás y su rechazo


29. Sobre lo primero se dice comúnmente [Aquino, Ricardo de Middleton, Guillermo de Auxerre] que esto se debe al cambio de otra cosa en el cuerpo de Cristo (a saber, por la conversión del pan en el cuerpo de Cristo), y por eso no es necesario que el cuerpo de Cristo cambie en sí mismo. Pues basta que algo cambie en él para que esta clase de cuerpo comience a estar presente en él. Porque así como una cosa se genera donde primero se corrompió algo, y no por un cambio propio de la cosa generada, así parece que aquello en lo que se convierte algo por conversión de otra cosa en él ocurre donde primero estaba la cosa convertida en él, y no por un cambio de lugar propio del término "al que" de la conversión, sino propio del término "del que". 


30. Por el contrario: Supongo que, según ellos, la transubstanciación, en la forma en que se admite que es un cambio, es un cambio sustancial. De esto se deduce que el cambio tiene alguna sustancia como el término per se 'al cual'. Pero por ningún cambio se obtiene aquel per se que es posterior a su término per se. Pero este tipo de presencia [sc. del cuerpo de Cristo en la Eucaristía] es posterior simplemente a la sustancia del cuerpo de Cristo; y esta sustancia, es evidente, es el término del cambio. Pues esta clase de presencia no es esencialmente anterior a ella (porque la sustancia del cuerpo puede ser sin esta clase de presencia), ni es de naturaleza simultánea con ella (porque entonces su presencia sólo podría ser destruida si la sustancia fuera destruida, lo cual es falso). 


31. Este razonamiento puede confirmarse de otra manera, poniendo la alteridad por la posterioridad de la siguiente manera: Por ningún cambio se obtiene lo que es per se distinto de su término per se; pero la clase de presencia de que se trata aquí es simplemente distinta de la sustancia que es el término per se de la transubstanciación; por tanto, etc. 


32. La mayor es clara, porque a un cambio per se le corresponde un término per se, y por eso lo que es per se distinto del término, aunque sea per accidens lo mismo que él, no se obtiene per se mediante ese cambio.


33. El menor es claro, porque la clase de presencia de que se trata aquí no es la sustancia del pan, porque entonces no hay pan; ni tampoco es la sustancia del cuerpo de Cristo, porque esa sustancia estaba cuando esta presencia no estaba. 


34. Un segundo argumento [sc. en contra. n.30] es el siguiente: Dios puede hacer presente su cuerpo a cualquier pan mientras la sustancia del pan permanezca, y, sin embargo, esto no será por un cambio que sea cambio a la sustancia en cuanto al término per se, porque ninguna sustancia del pan es nueva, y, sin embargo, con ello se obtiene una presencia de la misma idea que la presencia que se obtiene ahora; por tanto, debe ser por un cambio de la misma idea; por lo tanto, sería por un cambio distinto del cambio sustancial. 


35. La prueba de la mayor [n.34] es que la novedad de lo anterior no se sigue de la novedad de lo posterior. El hecho se desprende de la Física 8.8.264b9-265a12, donde el Filósofo sostiene que en un círculo puede haber movimiento en cuanto al "dónde", aunque no pueda haber ninguna novedad en él en cuanto a la forma absoluta. Por lo tanto, algo puede moverse en cuanto al lugar sin cambiar en cuanto a la sustancia (la razón es que el "dónde" es una cierta relación extrínseca que viene a una cosa y no una forma absoluta). Pero la presencia [del cuerpo de Cristo] aquí es posterior a la sustancia del pan, como la relación es posterior a lo que es absoluto, y posterior sobre todo a la sustancia. Por tanto, puede haber, sin ningún cambio en la sustancia del pan, una nueva presencia del cuerpo [de Cristo] al pan. Por lo tanto, debe haber algún cambio hacia esta clase de presencia, un cambio que no es sustancial. Y en consecuencia, en el asunto que nos ocupa, esta presencia no se obtiene por transubstanciación en la sustancia, porque un término de la misma idea (y la presencia es un término de este tipo) no es propiamente y per se el término de dos cambios distintos en el género. 


36. Y si dices que puede hacerse presente a la sustancia del pan sin cambio sustancial, pero sin embargo se hace presente por un cambio sustancial del pan en el cuerpo de Cristo, y no por otro cambio, por el contrario, Dios podría convertir el pan en el cuerpo de Cristo previamente hecho presente al pan. Pues no hay mayor contradicción en esto que la que hay ahora cuando el pan se convierte en el cuerpo de Cristo no previamente presente. Por lo tanto, si la clase de conversión del pan que se hace ahora se hace en el cuerpo de Cristo ya presente a la especie del pan, el cuerpo no vendría a estar presente allí de nuevo. O habría que decir que se hizo presente después de estar presente y que la misma presencia sería el término de los dos cambios indicados [sc. el cambio del pan al cuerpo de Cristo ya presente al pan, y el cambio del pan al cuerpo de Cristo no ya presente al pan]; por tanto, etc. 


37. Tercero [al contrario] como sigue: lo que se convierte en algo preexistente adquiere las propiedades de ese algo preexistente y no al revés. El punto es claro, pues si el nutrimento se convierte en carne, está animado más bien por el alma de la carne que la carne informada por la forma del nutrimento y, universalmente, el nutrimento adquiere las condiciones absolutas y el "dónde" y los demás aspectos de la carne, más que al revés. Por lo tanto, por la mera conversión del pan en el cuerpo preexistente de Cristo, el pan convertido adquiriría la presencia en el cielo, en lugar de que el cuerpo de Cristo adquiera la presencia de la especie del pan en el altar. 


38. Cuarto, como sigue: Dios podría convertir el pan en el cuerpo de Cristo como el cuerpo de Cristo tiene presencia en el cielo, porque no hay mayor contradicción en este caso que en la conversión que se plantea ahora. Pero por tal conversión el cuerpo de Cristo no sería entonces poseído bajo la especie del pan en el altar; por tanto, tampoco ahora.


39. Quinto, como sigue: si el quantum del pan se convierte en quantum del cuerpo de Cristo, de modo que la cantidad se convierte en cantidad y la sustancia en sustancia, el quantum del cuerpo de Cristo no estaría circunscrito por el "dónde" por el que estaba circunscrito el pan; por tanto, por la conversión de la sustancia en sustancia, la sustancia del cuerpo de Cristo no tiene el "dónde" definitivo que era el "dónde" definitivo de la sustancia del pan. 


40. El antecedente es manifiesto, porque ese quantum, es decir, el cuerpo de Cristo, no podía estar circunscrito por el lugar del pan, ya que es más grande que el pan. 


41. La prueba de la consecuencia es que, así como una sustancia y un quantum (que existen bajo la cantidad) están relacionados con el lugar definido, así también un quantum de sustancia está relacionado con un quantum de sustancia en cuanto al lugar circunscrito; por tanto, lo que la conversión en una sustancia hace que esté en un lugar definido, esto la conversión de un quantum de sustancia en un quantum de sustancia haría que estuviera en un lugar circunscrito.


β. La propia opinión de Escoto


42. En cuanto a este artículo, pues [n.28], no parece que haya que dar necesariamente vuelo a la conversión del pan en el cuerpo, sobre todo porque desde el principio, desde que hay algo de este sacramento, siempre se creyó que el cuerpo de Cristo no se mueve de su lugar en el cielo para estar aquí, y sin embargo no hubo desde el principio una creencia tan clara sobre la conversión, como se dirá en d.11 nn.105-106. 


43. [Ciertos preliminares] - Hablo, pues, de este punto estableciendo ciertos preliminares, a saber, que cuando un cuerpo se mueve de un lugar a otro y expulsa a otro cuerpo, hay comúnmente cuatro movimientos o cambios en él y ocho términos: a saber, dos cambios en el cuerpo expulsor y dos en el cuerpo expulsado. 


44. Pues el cuerpo expulsor se traslada de su primer "dónde" a la privación de este "dónde", y este cambio entre el término positivo "del cual" al término privativo "al cual" puede llamarse pérdida del primer "dónde"; también el mismo cuerpo, de su falta del segundo "dónde", se traslada al segundo "dónde", y así el cambio de la privación, como del término "del cual" al "dónde" como del término "al cual", puede llamarse adquisición de un "dónde". 


45. Del mismo modo hay dos cambios y cuatro términos relativos al cuerpo que es expulsado cuando el primer cuerpo entra en su lugar. 


46. Pero si un cuerpo fuera trasladado y otro cuerpo no fuera expulsado de su lugar, ahora sólo habría dos cambios, y ambos en el cuerpo trasladado: uno a saber, que es la pérdida de su primer "dónde" y el otro su adquisición de un nuevo "dónde". Pero si el cuerpo, al no dejar su primer "dónde", se encontrara ahora en un nuevo "dónde", sólo habría un cambio en él, a saber, de no tener el nuevo "dónde" a tener ese nuevo "dónde"; y esto sería un cambio de adquisición. Y no habría un cambio de pérdida (que sería desde el primer "dónde" a la falta del mismo), porque ex hypothesi el primer "dónde" no se pierde, aunque el cuerpo sea colocado en un nuevo "dónde". 


47. Pero si no se plantea ninguno de estos cambios, sería del todo ininteligible cómo el cuerpo estaría donde antes no estaba. Porque es imposible que lo que antes no estaba realmente aquí esté de alguna manera aquí sin que haya algún cambio real en él, o en aquello a lo que está realmente presente; pues de ninguna manera hay un paso, en cuanto a cualquier predicado real, de contradictorio a contradictorio [sc. de no aquí a aquí] sin que haya algún cambio real; ni hay una razón por la que esta parte de la contradicción [sc. aquí] sea más real ahora que antes, ni por la que otra [sc. no aquí] sea más verdadera que ésta, y así, tanto ahora como antes, ambas son simultáneamente verdaderas o ambas son simultáneamente falsas.


48. [Aplicación de los preliminares al asunto en cuestión] - Al asunto en cuestión: que haya una pérdida en el cuerpo de Cristo de su 'dónde' en el cielo no lo postula nadie, según Agustín arriba, "El Señor está arriba hasta el fin de los tiempos" [n.9] - y entendiendo por esto, 'a no ser que le haya gustado, por alguna gracia especial, hacer un descenso local', lo cual no se postula como algo que suceda por la verdad de la Eucaristía. 


49. Sin embargo, para salvar la presencia real del cuerpo de Cristo aquí en el altar, hay que plantear que hay alguna presencia del mismo a la especie del pan que antes no había, pues de lo contrario no estaría más presente ahora que no presente. Porque el cambio que afecta a las especies, a saber, que primero estaban en un sujeto y ahora sin sujeto, no hace nada por el hecho de que el cuerpo de Cristo se haga presente a ellas desde que no estaba presente a ellas (como se demostró anteriormente [nn.30-41]); porque esa presencia tiene términos per se distintos de este cambio para hacer que su no-presencia se convierta en presencia. Por tanto, hay que plantear algún cambio per se en el cuerpo de Cristo que haga adquirir esta nueva presencia.


50. Pero este cambio no puede llamarse propiamente cambio de lugar, por dos razones. En primer lugar, porque a este cambio no le acompaña ninguna pérdida del "dónde" anterior, como ocurre comúnmente en el cambio de lugar; pues se puede identificar en él, concretamente en el cambio de lugar, un término positivo "desde el cual" y un término positivo "hacia el cual", y éstos acompañan a dos privaciones, al modo en que el Filósofo dice en Física 5.1.225a7-10, que "el movimiento es de no sujeto a sujeto". En segundo lugar, tampoco hay aquí propiamente un término 'donde' del cambio, porque el cuerpo de Cristo en el término de esta clase de cambio no tiene aquí propiamente un 'donde', ni un estar circunscrito a algo, sino que su término es una cierta presencia simple a la especie, aunque una presencia verdadera y real. 


51. Y si preguntas "¿a qué categoría pertenece este cambio y término de cambio?", digo que si un ángel es colocado de nuevo presente a un cuerpo, se dice que ese ángel está, en efecto, en un lugar determinado, del modo en que pertenece a un ángel estar en un lugar [Ord. II d.2 nn.249-251; también abajo nn.117-118, 146]. Y así se dice que el ángel cambia, aunque el cambio está muy lejos de un verdadero cambio de "dónde". 


52. Además, en cuanto a las otras condiciones, esta presencia del cuerpo de Cristo se aparta más de la verdadera idea de "dónde" que la existencia de un ángel en el lugar, porque en ningún caso el cuerpo de Cristo está por esta presencia tan determinado a un único "dónde" que otro "dónde" le repugne. Pero un ángel está por su "dónde" tan determinado a ese "dónde" que otro "dónde" le repugna. 


53. Y si consideras inaceptable decir que hay algún cambio de cualquier tipo en el ser real del cuerpo de Cristo, digo que es necesario al menos plantear algún respeto que venga a ese cuerpo desde fuera, lo cual no se sigue necesariamente del fundamento y del término cuando éstos se plantean en acto, porque todo respeto que se sigue así viene a una cosa desde dentro (como se mostró en la pregunta sobre el carácter [IV d.6 n.295]). Por lo tanto, el respeto puede llegarle de nuevo desde fuera sin que haya nada nuevo ni en el fundamento ni en el término. 


54. Así, pues, no es inaceptable que el cuerpo de Cristo esté presente de nuevo a algo que no tiene una nueva forma absoluta ni un nuevo respeto respecto a ese cuerpo; o si tiene ese nuevo respeto, entonces, por paridad de razón, también el cuerpo de Cristo tendrá un nuevo respeto a él, porque si las especies están presentes de nuevo al cuerpo, entonces el cuerpo está presente de nuevo a ellas; pues aunque la contención no es una relación real mutua, sin embargo la presencia es una relación mutua. Tampoco será en ese caso inaceptable plantear en el cuerpo de Cristo este tipo de cambio a un respeto que le llega desde fuera. 


55. Y si objetas que 'no hay ningún cambio que sea cambio a un respeto' - la solución está en la pregunta sobre el 'carácter' [n.53, ibid.]. Y si toda tu queja es, 'este respeto que viene de fuera, que se llama simple presencia, ¿a qué categoría pertenece?' -se puede decir que, entre todos los respetos que vienen de fuera, se reduce más propiamente a la categoría 'donde', porque concuerda con ese respeto en muchos aspectos. Y si acaso no está propiamente en esa categoría, se sigue que las diez categorías no agotan suficientemente el conjunto del ser; lo cual no es inaceptable en el modo en que los filósofos hablan de las ideas de ellas; porque no es repugnante encontrar algún respeto (como el de un ángel a una piedra) que no tenga ninguna idea de respeto en una categoría del modo en que los filósofos dicen. Tampoco se sigue de esto que haya más categorías que diez, sino que las ideas de ellas, o de una de ellas, no se asignan bajo una idea tan común, o no es tan general, como podría asignarse.


b. Segundo: Sobre el cuerpo de Cristo Cuántico sin modo cuantitativo 


α. La primera opinión y su rechazo


56. Sobre el segundo punto se dice [Ricardo de Middleton, Enrique de Gante, Gil de Roma y otros] que la cantidad del cuerpo de Cristo no está bajo la especie del pan sino concomitantemente, porque el primer término de la conversión es la sustancia del cuerpo de Cristo, y una cosa está allí en la forma en que es el término de la conversión. Por tanto, la cantidad no está ahí por ser el primer término. Pero el primer término, que es la sustancia, no tiene por sí mismo un modo cuantitativo o conmensurable; por tanto, la cantidad que existe allí bajo la idea o el modo de ella, que es de la sustancia, estará allí en modo no cuantitativo. 


57. Por el contrario: cada cosa, ya sea el primer término de la transubstanciación o el segundo, siempre que esté allí, tiene las propiedades que le pertenecen necesaria o naturalmente. Hay prueba también de esto por medio de un ejemplo, porque si Dios creara una sustancia quantum o si la naturaleza generara una sustancia y la cantidad fuera concomitante, el primer término de cada producción será la sustancia y la cantidad será concomitante; y, sin embargo, tanto en la cosa generada como en la creada la cantidad tiene su modo real, como lo tendría también si fuera el primer término de un cambio. 


58. Esto se demuestra también por la razón: Porque una relación distinta con el agente no varía la naturaleza de la cosa, sea la relación primera o segunda, mediata o inmediata, con tal de que la cosa sea producida; porque tampoco una relación con un agente distinto varía la naturaleza de la cosa hecha, según Agustín Sobre la Trinidad 3.9 n.16. Por lo tanto, tampoco la cantidad carecerá de su modo natural por el mero hecho de no ser el primer término de la transubstanciación, con tal de que esté realmente (sea primaria o secundariamente) por el cambio.


En segundo lugar, como sigue: si, mediante la conversión, el término "al que" está donde antes estaba el término "del que", el modo de ser de éste y del primero será similar, al menos el modo de ser que puede ser común a ambos. Pero el pan convertido era aquí cuantitativamente a su manera, porque estaba bajo la cantidad teniendo parte junto a parte. Por tanto, también la sustancia del cuerpo de Cristo, existente aquí por la fuerza de la conversión, estará aquí cuantitativamente a su manera, es decir, teniendo parte de sustancia bajo parte de cantidad; y entonces la cantidad estará aquí en sus dimensiones propias.


β. La segunda opinión y su rechazo


59. Alternativamente se dice [Godofredo de Fontaines, Alberto Magno] que las partes del cuerpo de Cristo están unas junto a otras en la hostia sacramental. La prueba es la siguiente, que así como es posible para la virtud divina que un cuerpo esté simultáneamente junto a otro cuerpo, de modo que una parte del cuerpo exista simultáneamente junto a otra parte, así puede la virtud divina hacer que una parte se interpenetre con otra, y así sucesivamente, haciendo que la parte que ha interpenetrado a otra vuelva a interpenetrar a otra, y de este modo se interpenetrarán mutuamente hasta la más pequeña cantidad natural. Así se conserva la verdadera realidad de cada parte y, sin embargo, no hay extensión de parte junto a parte (como se conserva la verdadera realidad de un cuerpo a pesar de que existe por interpenetración con otro).


60. Al contrario: pues esta opinión quita al cuerpo de Cristo su posición en el conjunto, así como toda la forma que tal vez sea necesaria para un cuerpo animado. Pues si la cabeza no está distante del pie y el conjunto se interpenetra con el todo hasta la parte natural más pequeña, ya no habrá la ordenación de las partes en el todo, ni la forma, que es necesaria para un cuerpo animado.


γ. La propia opinión de Escoto


61. Digo, pues, que la posición que es una diferencia de cantidad está necesariamente presente en un quantum continuo permanente; y hay que conservarla en el asunto que nos ocupa, a saber, que declara el orden de las partes en el todo. Pues que algo sea un quantum con dimensiones, y sin embargo que esto no signifique un orden en el todo de esta parte a otra parte según la cantidad interviniente, no es muy inteligible. 


62. Pero el sentido de posición que algunos establecen como categoría, añade algo más. Pues, sobre el presupuesto de que hay un orden de las partes en el todo, la posición afirma además un orden de las partes al lugar o a las partes del lugar o de lo que lo ubica en el lugar; es decir, que las partes se coextenden con las partes del lugar (como se dice que un "todo" es primariamente conmensurable con el lugar entero en el que tiene su "dónde"), de modo que la posición como categoría presupone la posición como diferencia de cantidad, y especifica el "dónde". Ahora bien, por modo cuantitativo o acotado (como quiera que se denomine) entiendo sólo la posición dicha de la segunda manera [sc. 'donde']. 


63. Pero esta relación puede ser separada por Dios de un quantum (permaneciendo la posición en el primer sentido), y no simplemente por negación del límite, así como podría hacer un cuerpo fuera del universo. Y entonces no tendría posición en el segundo sentido [sc. 'donde'], porque no tendría nada que lo contuviera con cuyas partes las partes de la cosa contenida estuvieran conmensuradas. Pero incluso cuando se ha planteado un límite, a saber, un límite con cuya presencia podría haber conmensuración o coextensión con otro cuerpo, Dios podría conservar un quantum y su coexistencia con otro quantum y, sin embargo, sin una coextensión de las partes de un quantum con las partes del otro, que coextensión es lo que se entiende por posición en el sentido del que estamos hablando [sc. 'dónde']. 


64. Demuestro esto de una primera manera como sigue: cualquier naturaleza que tiene una relación contingente con alguna forma de algún género está simplemente relacionada contingentemente con todo el género (por "simplemente" quiero decir "no necesariamente por una causa intrínseca"). Esto parece suficientemente evidente en el sentido de que, si hubiera alguna naturaleza y si fuera a partir de alguna causa intrínseca que determinara necesariamente un género para ella, determinaría necesariamente alguna especie de ese género para ella. Pues una naturaleza no tiene intrínsecamente la necesidad de los opuestos disjuntos sin tener la necesidad de uno de esos opuestos. 


65. Y así se resuelve una objeción que podría hacerse: el número es necesariamente igual o desigual, pero no es necesariamente uno en vez de otro. Pues la objeción se refiere a algún respeto común de una propiedad que tiene distinciones, pero cualquier instancia específica está necesariamente relacionada con uno de los dos como también con el género. [5] Ni siquiera hay una objeción a la materia que nos ocupa, porque aquí no hay ningún sujeto que esté contingentemente dispuesto a alguna forma de todo el género. [6] 


66. Y si se objeta que una superficie está necesariamente coloreada y, sin embargo, está contingentemente relacionada con algún color particular, esto no es una objeción, porque aquí no hay ninguna necesidad intrínseca; pues no se podría encontrar una idea intrínseca por la que hubiera una contradicción por parte de una superficie que no tuviera color, ya que hay contingencia respecto a cualquier color particular. [7]


Tomando esta mayor, entonces [n.64], añado la menor, a saber, que un cuerpo está relacionado contingentemente con cualquier posición (esto es claro, porque puedo mover mi cuerpo de cualquier posición a otra). Por tanto, un cuerpo, aunque tenga la posición de las partes en el todo, no está relacionado simplemente de forma necesaria con la posición que es una categoría [sc. 'donde'], ni la coexistencia de un quantum con un quantum es simplemente una razón necesaria de la posición en ese sentido; pues es posible entender la coexistencia de algo con el todo sin entender la coexistencia o coextensión de las partes con las partes. Pues esta última coexistencia es distinta de la primera, aun cuando vayan juntas, ni la primera incluye a la segunda en su idea formal. Por lo tanto, un quantum de cuerpo absolutamente, poseyendo el primer sentido de posición [n.61], podría estar sin toda posición o idea extrínseca, es decir, podría entenderse que es un quantum y que tiene coexistencia con otro quantum sin esta clase de posición [sc. 'donde'].


67. Y si se pregunta qué significa esto, a saber, 'conservar la cantidad sin la posición extrínseca' [sc. 'dónde'] - digo que no significa otra cosa que conservar un absoluto sin el respeto que le viene de fuera. De este modo también, conservar la coexistencia sin esa posición [extrínseca] no es otra cosa que conservar una relación sin una relación extrínseca diferente -como la relación que es la posición 'donde' es la relación de toda la cosa circunscrita con toda la cosa circunscrita. Pero la posición en el sentido enunciado, que es un género diferente [el género de la posición en el sentido de relación de las partes entre sí sin relación extrínseca con un cuerpo circunscrito], añade el respeto de las partes a las partes. Y que el primero tenga necesariamente el segundo es sólo porque su respeto es tal que incluye la diversidad de las partes y la presencia de ellas a las partes de lo que las ubica. Pero la coexistencia de algún todo con el todo o con alguna parte se abstrae de la posición en este sentido, el sentido en el que "donde" tiene necesariamente posición. Por tanto, es simplemente posible que esta coexistencia sea sin posición [sc. sin 'dónde']. 


68. Y esto puede explicarse bien, brevemente, de la siguiente manera: que el segundo sentido de la posición presupone el "dónde" propiamente dicho; por tanto, si Dios puede conservar un quantum sin un "dónde" propiamente dicho, también puede conservarlo sin posición. 


69. Y si dices "bien puede estar sin un 'dónde' pero no cuando tiene presencia o coexistencia con otro cuerpo" - esto es falso, pues aunque la coexistencia es de un quantum con un cuerpo, sin embargo no es formalmente un 'dónde'. 


70. Y si se objeta que la cantidad no puede ser planteada sin el respeto que declara el modo cuantitativo, porque no puede haber un quantum y otro quantum a menos que el uno esté conmensurado con el otro - digo que la igualdad y la desigualdad, que declaran un respeto que viene de dentro, se siguen efectivamente de la cantidad cuando se plantea la cantidad. Pero un respeto extrínseco no se sigue necesariamente, y de tal clase es la conmensuración, o más propiamente la coextensión, como aquí se habla de ella [sc. 'donde']. Pues si se habla de conmensuración en cuanto a la igualdad y desigualdad, es decir, que esto es más grande o más pequeño que aquello, concedo que, en el asunto que nos ocupa, el cuerpo de Cristo es más grande que la hostia sacramental. Pero esta conmensuración no es lo que se llama propiamente "coextensión", pues ésta afirma propiamente el estar juntos de una parte con otra [sc. "donde"].


II. A las razones iniciales


71. De aquí se desprende la solución a las razones iniciales. 


A la primera [n.8], la respuesta se desprende del primer artículo [nn.15-16, 21-23], porque concedo que aquí no sólo hay un cambio de las especies, por el que pasan de estar en un sujeto a estar sin sujeto, sino también otro cambio, por el que pasan a estar presentes en el cuerpo de Cristo. Y junto con esto concedo una nueva presencia del cuerpo de Cristo a las especies; y hay cambio hacia esta presencia, y el cambio debe juzgarse del tipo que es la forma.


O bien, si el uso de la palabra "cambio" no agrada, que se diga que algún nuevo respeto extrínseco que viene de fuera es sin todo cambio; ni "cambiar" será entonces "ir de uno a otro" como dice Gregorio en Moralia V cap.38 n.68; ni el cambio será para la misma cosa estar de alguna manera u otra dispuesta de forma diferente en sí misma a otra cosa, sino sólo estar dispuesta de forma diferente en sí misma a sí misma, o a otra, desde una relación que viene a su fundamento extrínsecamente. Pero la relación no será entonces un cambio, porque no le llega nada nuevo, desde la Física 7.3.246b24-27. 


72. A la segunda [n.10] digo que el modo cuantitativo no es una propiedad de un quantum (como la capacidad de reír es una propiedad del hombre), sino que es un accidente per accidens del mismo, a saber, un respeto, procedente de fuera, de partes de un quantum a partes de otro quantum. 


73. A la tercera [n.11] le concedo que parte es junto a parte, en la medida en que el 'junto a' tiene que ver con las partes per se del cuerpo y se requiere para la posición en el sentido de una diferencia de cantidad. Pero en la medida en que "junto a" pertenece al lugar, la parte no está junto a la parte en este sentido, es decir, no está junto al lugar donde está otra parte. Tampoco se deduce de esto que el todo no sea un quantum, porque un quantum entero, teniendo sus partes junto a otras en el mismo sentido en el todo, puede tener una única presencia de sí mismo y de todas sus partes a alguna cosa única junto a él que sea indivisible, o divisible lo menos posible, de modo que no haya allí una presencia a una parte y otra presencia a otra parte a la que una parte está presente.


[3] El modo de cantidad parece ser su monto determinado, y claramente la cantidad del cuerpo de Cristo es mayor en monto (en tamaño, peso, etc.) que la cantidad de la hostia consagrada.


[4] Las palabras no son de Agustín de hecho, sino de Lanfranc Sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor cap.18, y de Carta de Ambrosio a Ireneo 64 n.1. Las atribuciones erróneas se encuentran primero en Graciano, de quien el Maestro las tomó del Maestro, y Escoto del Maestro. Editores del Vaticano.


[5] La objeción parece ser que si el número es necesariamente igual o desigual, entonces es necesariamente igual o necesariamente desigual. Pero la necesidad se refiere a la disyunción (que es común a ambas), a saber, "el número es necesariamente uno u otro", y no a los disyuntos (que son distintos para cada uno), a saber, "el número es necesariamente éste", o "el número es necesariamente aquél". Por supuesto, cualquier número particular, a diferencia del número como clase, será necesariamente lo igual que es o necesariamente lo desigual que es. 


[6] El sujeto es un quantum que coexiste con otro quantum, pero al que Dios le impide tener coextensión con él, y así lo coloca [n.63]. Tal quantum, pues, no tiene "dónde" y no está dispuesto, ni siquiera contingentemente, a tener este "dónde" o aquel "dónde" u otro "dónde". 


[7] La objeción parece ser que, al igual que una superficie está necesariamente coloreada, pero no necesariamente este color en lugar de aquel, un cuanto está necesariamente en un lugar, pero no necesariamente en este lugar en lugar de aquel. La respuesta es negar la analogía negando que una superficie qua superficie esté necesariamente coloreada (no hay necesidad intrínseca, o no hay necesidad en la superficie como tal). Porque el color no es la superficie, sino el límite de lo transparente en una superficie, y una superficie no tendría tal límite en la oscuridad (cuando no hay transparencia para que sea un límite), ni tampoco lo tendría si la superficie fuera transparente (como el vidrio) y así no fuera un límite para cualquier medio transparente que hubiera. Así que, del mismo modo, un quantum no tiene necesidad de estar en un lugar. Por lo tanto, la objeción fracasa porque no es válida para un quantum simplemente, como no lo es para la superficie simplemente, sino sólo para un quantum junto con la relación adicional de lugar y sólo para la superficie con la propiedad adicional de ser el límite de lo transparente.

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