Este asunto es un tema en el
cuál los Testigos de Jehová y los Adventistas del Séptimo Día
entre otros grupos han creado una gran confusión entre los
creyentes ya qué estos afirman qué las personas al morir su alma se
desvanece cómo por ejemplo enseñan en su libro “Qué enseña
realmente la Biblia” en la página 59,y ponen cómo ejemplo una
vela encendida qué al apagarla desaparece la llama y con esta
falacia tratan de manipular el mensaje real de la Escritura y el
Evangelio de Nuestro Señor.
El término alma viene del
latín anima, de la misma raíz que el griego ánemos, viento. Por
alma, y con el mismo significado que spiritus (en griego psikhé,
soplo, aliento, vida ó en hebreo nefest ó ruah), se entiende por lo
común el principio vital del cuerpo.
Santo Tomás de Aquino sobre esto asume
la teoría hilemórfica de Aristóteles la cuál enseña qué el
hombre está formado por materia y por forma (alma, esencia), y su
relación es substancial, es decir: ambas son necesarias para
constituir la substancia humana... El alma humana creada por Dios
es inmortal y está destinada a permanecer unida al cuerpo.
La Iglesia enseña desde
siempre que cada alma espiritual es directamente creada por Dios en
el mismo momento de la concepción y no son los padres los qué la
dan al nuevo ser (cf. Cc. de Letrán V, año 1513:Ds 1440) y qué es inmortal, no muere cuando se separa del cuerpo después del fallecimiento, y se unirá de nuevo al cuerpo en la Resurrección de la carne al final de los tiempos (CIC 366).
Vamos a mostrar cómo tratan
de manipular la Escritura y su versículo preferido para tratar de
convencer a los neófitos es en Eclesiastés 9,5 qué dice “los
muertos no saben nada” pero incluso se permiten alardear de
eruditos al mostrarnos también textos de libros Deuterocanónicos
cómo el libro de Sabiduría 2,3:
“El cuerpo se convertirá
en ceniza y el espíritu se desvanecerá cómo aire ligero”.
Pero ya sabemos qué un texto
fuera de contexto es un pretexto y si leemos todo el capitulo
completo veremos al final qué sólo nos intentaron tomar el
pelo, leamos:
Sabiduría
2,21-22
"Así discurren, pero
se equivocan (los impíos); los ciega su maldad; no
conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad
ni creen en el premio de las almas intachables."
Estos enseñan qué al morir
todo acaba y qué el alma desaparece ó en el mejor caso va a hibernar
pero esto está en contraposición con la Escritura y el mensaje
central del Evangelio, San Pablo fue claro a este respecto:
1
Corintios 15,19
Si solamente para esta
vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo ¡Somos los más
desdichados de todos los hombres”.
Estos grupos proselitistas,
verán qué en la mayoría de las ocasiones mostrarán versículos del
AT y se olvidan ú obvian qué la Revelación fue de manera
progresiva llegando a la consumación en Cristo Jesús qué vino a
liberar al género humano del poder de la muerte pero son capaces de engañar en este tema a sus fieles ya qué manipulan sus mismas publicaciones de la Watchtower, vean un ejemplo, en su obra titulada "Qué nos sucede cuando morimos? pag.22-24 dicen consultar la New Catholic Encyclopedia y qué esta afirma "La noción de qué el alma sobrevive a la muerte no se percibe fácilmente en la Biblia", personalmente me he molestado en buscar esta cita y cómo suele ocurrir en estos casos, no existe.“
El Nuevo Testamento es rico en
mostrarnos de qué el alma sobrevive a la destrucción del cuerpo
cómo veremos en las siguientes líneas, pero hay un pasaje bastante
usado por ellos para confundir y decirnos qué el alma pasa a un
estado catatónico a la espera de qué un buen día Dios los resucite
al final de los tiempos, estas creencias escatológicas jamás fue doctrina cristiana, veamos los siguientes pasajes dónde se apoyan:
Juan 3, 14-16
Y cómo Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene qué ser levantado el Hijo del Hombre, para qué todo el qué crea tenga por Él Vida Eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo Único, para qué todo el qué crea en Él no perezca, sino que tenga Vida Eterna”.
En la gramática de este contexto en este pasaje, las palabras «Vida eterna» en griego “aionios zóé” están en presente posesivo, y este presente posesivo incluye una consciencia eterna del la presencia de DIOS, que por lo tanto excluye el concepto del «Sueño después de la muerte» el cuál tumba el argumento Adventista y Testigos de Jehová.
Veamos el siguiente pasaje, usado por estos grupos:
San Juan 11, 25-26
Le dijo Jesús, Yo soy la resurrección y la vida el que cree en mí, aunque este muerto vivirá,
y todo aquel que vive y
cree en mí, No morirá eternamente, ¿creen esto?”
Jesús nos va a dar una lección, la hermana de Lázaro, Marta, creé igual qué estos grupos qué su hermano a desaparecido por completo, el cuerpo iría al sepulcro y el alma de Lázaro se desvanecería hasta el final de los Tiempos, pero esto no es la doctrina de Cristo ni de su Iglesia, especular qué la vida se daría en un futuro escatológico sería atentar contra la gramática original y el contexto qué nos da San Juan.
La palabra griega para designar muerte en su raíz es “thanatos” de la cual proviene el verbo “apothnesko” vida se designa con la palabra Zóé del verbo zac, la Escritura nos habla de dos tipos de muerte la física y la espiritual, la primera es la separación del espíritu del cuerpo, y la segunda es la separación definitiva del espíritu de Dios como consecuencia del pecado (San Mateo 10,28) también dos tipos de vidas son explicados en el Nuevo Testamento, una la física “Bios” (San Lucas 21,34) qué es la unión del cuerpo y del alma y la segunda la vida espiritual “Zoe” que es la comunión del alma con Dios, estas palabras son esenciales para entender las palabras qué dirigió Cristo a Marta.
Los escritos paulinos también nos va a dar luz a este tema y San Pablo es bien claro al enseñar qué el hombre al morir inmediatamente va ante Dios para ser sometido a su Juicio particular (Hebreos 9,27) y el mismo ansiaba morir para estar junto a Cristo:
Filipenses 1,21-23
“Pues para mi la Vida es Cristo y la muerte una ganancia. Pero si el vivir en la carne significa para mi trabajo fecundo, no sé qué elegir... Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cuál, ciertamente, es con mucho lo mejor”.
II Corintios 5,5-6
"Y el que nos ha destinado a eso es Dios, el cual nos ha dado en arras el Espíritu.
Así pues, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor,"
Vemos cómo el Nuevo testamento nos enseña qué al morir el individuo, el alma se separa del cuerpo y ese alma es inmortal no perece y acude al encuentro con su Creador, para terminar este tema del qué se podría aportar muchísimos textos más voy a mostraros algunos a modo de resumen:
1Pedro 3,18-19
“Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, muerto en la carne (nótese esto) vivificado en el espíritu.
En el Espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los días qué Noé construía el Arca, en la qué unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados a través del agua.”
Ya hacía casi 1800 años desde qué existió Noé hasta Cristo y la Escritura nos enseña lo qué el hebreo conocía cómo el Seol (Génesis 37,35) al lugar dónde iban las almas de los fallecidos, justos e injustos a la espera del ansiado Mesías, otra prueba contundente para refutar la idea de la inconciencia e inexistencia del alma.
Otros tantos siglos habían pasado también desde la muerte de Moisés y Elías, pero en el momento de la Transfiguración de Jesús (San Lucas 9,31) conversaban con Cristo sobre lo qué iba a acontecer en Jerusalén.
Son demasiadas evidencias
bíblicas (dejo en el tintero infinidad de ellas) qué contradicen a las sectas
qué enseñan la inexistencia de un alma inmortal y qué enseñan qué
el sujeto al morir queda aletargado a la espera de la Venida de
Cristo existiendo un lapso de tiempo de inconciencia, ya queda en
manos del cristiano si creer a estos grupos ó aceptar la doctrina de
Cristo y de su Iglesia.
¡¡DIOS TE GUARDE Y TE BENGIGA!!
Escrito por: José Manuel Gutiérrez Arcos.
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