Trinidad y Eucaristía breve explicación - Parte 2 - Cuculmeca Apologética

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martes, 1 de marzo de 2022

Trinidad y Eucaristía breve explicación - Parte 2



Definidos ya algunos de los términos más importantes para la comprensión de la Santísima Trinidad y la Eucaristía (Transustanciación, Simplicidad Divina y Persona), es propio continuar con un par de términos más que nos acerquen a un conocimiento más profundo de estos sagrados misterios; ya se ahondó un poco en la Trinidad, por lo que ahora se continúa con la Eucaristía que muy poco se ha abordado.


La presencia de Cristo en la Eucaristía


Es posible afirmar que la presencia de Cristo en el Sacramento de la plenitud del Cristianismo se da de tres maneras que es muy importante distinguirlas y relacionarlas con todos los términos ya expuestos: Ex Vi Verborum, Concomitantiam y Unión Hipostática.


Ex Vi Verborum: Hacia las palabras


La forma de presencia sacramental "ex vi verborum" se refiere a que en la Eucaristía está Jesús tal y como Él lo afirma con sus propias palabras: «Esto es mi cuerpo», «Esta es mi sangre».


Como tal Jesús levanta el pan, lo bendice y lo muestra a todos sus discípulos y les dice que ese es su Cuerpo, por lo que es evidente concluir que cada vez que vemos el pan en el altar podemos llamarle "Cuerpo de Cristo", pues por las mismas palabras del Señor sabemos que eso es verdad.


Jesús predica lo mismo del vino, que lo toma y lo bendice y dice a sus discípulos que eso es su Sangre, misma que sería derramada por todos nosotros para el perdón de nuestros pecados. Propiamente por las solas palabras de Cristo es posible afirmar que cuando vemos el vino en el altar, esa es la sangre de Cristo.


La presencia de Cristo "ex vi verborum" no define per se, que el pan también sea la sangre (que lo es), o que el vino también sea su cuerpo (que lo es). Esta forma de definir la presencia de Cristo se centra meramente en las propias palabras del Señor quien nos dice que el Pan es su Cuerpo y que el Vino es su Sangre, punto; no hay explicaciones filosóficas complejas, es pura y simplemente creer que las palabras que mencionó Jesús son verdad [1].


Concomitancia natural: La realidad natural


En la teología, la concomitancia es "la doctrina que explica por qué el Cristo completo está presente bajo cada especie Eucarística. Cristo es indivisible; Su Cuerpo es inseparable de Su Sangre, de Su Alma humana, Su Naturaleza Divina y Su Persona Divina. De esta verdad se deduce que Jesús está enteramente presente en la Eucaristía" [2]


La concomitancia es un término que indica que, debido a que Jesús es una persona completa, entonces su sustancia verdadera o hipóstasis es indivisible, y como tal, no puede haber una parte humana en un lado y una parte divina en otro, ni su sangre en un lado y su carne en otro lado. Esta conexión inseparable entre Cuerpo, Sangre, es lo que se conoce como concomitancia.


Entonces la situación es la siguiente: por las palabras de nuestro Señor (ex vi verborum), lo que vemos como pan es su cuerpo, y lo que vemos como vino es su sangre, pero por concomitancia es imposible separar uno del otro, así como cualquiera de esos de su alma y divinidad, por lo que Jesús está enteramente presente en ambas especies eucarísticas. De ahí es obtenible que aunque una persona solamente comulgue a Jesús bajo las especies del pan, no solamente está comiendo su cuerpo, sino también su sangre, su alma, su humanidad completa (también su divinidad, pero se explica en el siguiente apartado), no dividida. Tanto si solamente se comulgara el pan, como si se comulgara solo el vino, en ambos está Cristo completo por concomitancia.


Jesús completo no está dividido ni particionado, Dios es simple y no tiene partes, y por concomitancia Jesús en su unión hipostática tampoco es divisible en sus naturalezas, por lo que donde el Verbo encarnado esté, siempre está su cuerpo, su sangre su alma y su divinidad, siempre que se hable de su sustancia. Debido a que el proceso en que Jesús se hace presente en la eucaristía es el de la transustanciación, entonces la sustancia del Jesús total es presente bajo las especies del pan y vino, por lo que al comulgar se come a Cristo completo.


Unión Hipostática: La persona


La tercer forma de presencia de Jesús es muy similar a la anterior, por lo que es conveniente explicar qué significa la unión hipostática, que es el modo de concomitancia sobrenatural de Jesús en la eucaristía.


El término "unión hipostática" hace referencia a ese efecto del acto divino que hace que la naturaleza de la divinidad eterna se una de forma indivisible a la naturaleza finita humana. Tal y como se deduce de todo lo anterior, los seres humanos poseen una naturaleza humana creada, mientras que Dios posee una naturaleza divina eterna, cada una de las personas divinas es como tal una "hipóstasis". Para la encarnación del Verbo se hizo preciso que Este poseyera también la naturaleza que Él mismo había creado, y por eso se une a ella, no la absorbe, ni la simula, sino que se une completamente a esa naturaleza, logrando poseer 100% de la divinidad y el 100% de la humanidad. A esta unión de ambas naturalezas se le llama "unión hipostática".


Entonces cuando se habla de la persona de Jesús se está refiriendo siempre al Cristo total, tanto con su naturaleza humana que posee Cuerpo y Alma, así como su divinidad que es infinita. De ahí puede deducirse entonces que el modo de presencia de Jesús en la Eucaristía según la unión hipostática es que la persona entera de Jesús se hace presente; por lo tanto, cuando se comulga cualquiera de las especies eucarísticas, realmente se está comulgando a la persona de Jesús completa, tanto aquello que pertenece a la naturaleza humana, a decir, Cuerpo, Sangre y Alma, como lo que pertenece a la Divinidad.


Koinonía


Koinonía es una palabra griega que significa comunión, y puede ser comprendida de dos maneras en cuanto a referirnos a la comunión eucarística: Koinonía vertical y horizontal.


Koinonía Vertical: Pericóresis/Circuminseción/Circuminceción


La Koinonía vertical hace referencia a la comunión directa que se tiene con Dios. Es vertical en cuanto a que hay una línea directa que comunica, o comulga, al pueblo de Dios con su Creador. 


La Koinonía vertical es una de las comuniones que se logra después de recibir la eucaristía, es el cumplimiento de las palabras de Cristo cuando dice: «El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en Él». Permanecer en Cristo es unirse plenamente a Él, y la forma que Dios nos dejó de unirnos a su divinidad y recibir su gracia es Cristo Jesús a través de los sacramentos.


Por lo que se conoce como Pericóresis o Circuminseción, Jesucristo no es una parte integrante de la Santísima Trinidad pues, como ya se ha explicado con anterioridad, Dios es sumamente simple, y por lo tanto no puede tener partes. Es por eso que el Summum Opus Dei (la más grande obra de Dios), nuestro Señor Jesús no puede estar separado de la Trinidad; Él es, por supuesto, una de las tres personas de la Santísima Trinidad aunque de cierta forma su límite o finitud sea la relación con las otras dos personas.


La Pericóresis entonces es esa relación indivisible existente entre cada una de las personas de la Santísima Trinidad, es una comunión perfecta, tal que no puede predicarse algo sobre el Verbo Encarnado, que no tenga absolutamente ninguna relación con las otras dos personas de la Santísima Trinidad.


Si Jesús obró algo, entonces se dice que Dios obró algo, aunque de por sí el Padre o el Espíritu Santo no hayan sido directamente, en cuanto a sus personas, los actores de tal obra; sin embargo, en cuanto a que Jesús obró algo, y la voluntad de Dios no es contradictoria y hay una interrelación inseparable entre las divinas personas, entonces es posible afirmar que la obra de Jesús también parte de la voluntad del Padre y del Espíritu Santo.


Por eso, cuando se dice que Jesús muere en la cruz, se concluye que Dios muere en la cruz, y que Dios nos redimió, aunque el Padre y el Espíritu Santo no hayan muerto en la cruz (pues carecen de naturaleza humana), pero eso no excluye que el Padre y el Espíritu Santo, por comunión con el Verbo encarnado no hayan tenido participación de la obra redentora de Cristo en la Cruz.


Cuando se comulga a Cristo entero bajo las especies del pan y del vino, también se está teniendo una comunión directa (Koinonía vertical), con el Padre y el Hijo, aunque no sea a las personas del Padre y del Hijo a quienes comulgamos, sino a Jesús en su unión hipostática. De aquí puede derivarse una respuesta a la pregunta inicial de este escrito, ¿es posible decir "comulgo la Trinidad"?, parece que fuera posible, sin embargo no es totalmente correcto, de hecho, es una expresión desafortunada; por el contrario puede decirse que al Comulgar a Jesús, se tiene una comunión completa con la Santísima Trinidad en vista de la pericóresis y la Koinonía vertical.


Koinonía Horizontal: Místico eclesial


La Iglesia unida junto a los ángeles en cada comunión se unen para festejar las bodas del cordero. Cuando la Iglesia unida, tanto la Iglesia militante que celebra la Eucaristía, como la Iglesia purgante que espera y la Iglesia triunfante que goza en gloria se unen para adorar a Dios, se logra la comunión excelsa de la Santa Iglesia con el Santo de Santos.


La Koinonía horizontal es, entonces, la comunión mística de la Iglesia con Dios a través del Verbo encarnado que se nos dona gratuitamente y pide que comamos su carne y bebamos su sangre para tener vida eterna, vida en abundancia.


La presencia real de Jesús en la eucaristía hace efectiva la comunión del hombre con Dios, quien al comulgar al hombre-Dios se hace uno solo, un solo cuerpo, para el bien de toda la humanidad. Con la eucaristía la esposa brillante de Cristo, su Iglesia, se une en matrimonio, ¡en las bodas del Cordero!, con su Esposo el Santo Jesús de manera sublime.


Cuando comemos la hostia ¿nos comemos la Trinidad?

Para concluir todas estas reflexiones sobre la Trinidad y la Eucaristía va a ser preciso entonces mencionar algunas expresiones que son correctas, y otras que son incorrectas y por qué no, alguna desafortunada.


Expresiones correctas:


  • Ingerimos a Jesús, obteniendo una comunión con la Trinidad.
  • Al comer a Cristo, comulgamos la Trinidad. 
  • Al ingerir la hostia, tenemos una comunión con la Trinidad.
  • Similares...


Expresiones poco acertadas:


  • Ingerimos la Trinidad. 
  • Comemos las tres divinas personas en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
  • Similares...


Expresiones incorrectas:


  • Comemos a Cristo solamente, no hay relación con la Trinidad.

Para concluir este escrito, a continuación una serie de citas de autoridades de la Iglesia acerca de estos temas (a veces con un comentario propio a nota de pie), serán muchísimo más fáciles de entender con el bagaje de definiciones ya expuestas:

Padre Ángelo Op [3]:

¿Me preguntas si durante la Santa Misa el pan consagrado se convierte no sólo en el Cuerpo de Cristo, sino también en el Cuerpo del Padre y del Espíritu Santo? La respuesta es la siguiente: se convierte sólo en el Cuerpo de Cristo porque sólo el Hijo ha asumido un cuerpo. Sin embargo "en este sacramento recibimos la divinidad del Hijo" (Santo Tomás, Summa Teológica, III, 73, 4) y con él toda la Santísima Trinidad. En efecto, aunque la persona del Padre y la del Espíritu Santo no se encuentran en el sacramento eucarístico como término de transubstanciación [4], ni propiamente como alimento sacramental [5], porque como tal sólo el Verbo Encarnado se dio a sí mismo y fijó el rito eucarístico en términos que conciernen directamente a su cuerpo y a su sangre, sin embargo, por concomitancia está presente su divinidad [6] y por inmanencia mutua, que en griego se llama pericoresis y en latín circuminsessio, están también presentes el Padre y el Espíritu. Por lo tanto, según sus preguntas, ni el cuerpo del Padre ni el del Espíritu Santo están presentes porque no han asumido el cuerpo y no son el término directo de la transubstanciación [7]. Dios, sin embargo, no sólo está presente en la persona del Hijo, sino que, por su mutua morada, también está presente en la persona del Padre y el Espíritu Santo.

Padre Padre Lawrence G. Lovasik [8]:

La sagrada comunión conlleva una unión especial con las tres Personas de la Santísima Trinidad. En virtud de la inhabitación de cada Persona Divina en la otra, el Verbo Divino no entra solo en tu alma: le acompañan el Padre que engendra eternamente a su Hijo y el Espíritu Santo que procede eternamente del mutuo abrazo del Padre y el Hijo. «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él», dice Jesús. Las tres Personas Divinas ya están en ti por la gracia, pero en el momento de la comunión se hacen presentes dentro de ti de un modo especial. Al unirte físicamente al Verbo Encarnado, las tres Divinas Personas, en el Verbo y a través de Él, se unen también a ti y te aman como aman al Verbo hecho Carne, de quien eres miembro. Cuando llevas a Jesús en tu corazón, llevas con Él al Padre y al Espíritu Santo. Por eso la comunión es un anticipo del cielo. Por la gracia santificante, toda la Trinidad es huésped de tu alma. Pero esto es aún más cierto, si cabe, en el momento de la comunión, porque Jesús viene a ti expresamente como Pan de Vida para infundirte la vida que recibe de su Padre. En la comunión tu alma se convierte, por decirlo de algún modo, en el cielo de la Santísima Trinidad.

Monseñor Michael F. Hull [9]:

Por un lado, la eucaristía es santa no sólo porque está ordenada a la santidad, sino porque es la santidad misma: es la presencia real, sustancial de Cristo. La participación en la eucaristía es la participación en la misma vida divina. Por otro lado, la Trinidad es la misma vida divina. Es la relación de las tres Personas de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La participación de la Trinidad es la misma vida divina… La segunda Persona de la Trinidad se ha encarnado entre los hombres para volver a llevar a la humanidad a la comunión con la Trinidad.

Benedicto XVI [10]:

En la Eucaristía se revela el designio de amor que guía toda la historia de la salvación (cf. Ef 1,10; 3,8-11). En ella, el Deus Trinitas, que en sí mismo es amor (cf. 1 Jn 4,7-8), se une plenamente a nuestra condición humana. En el pan y en el vino, bajo cuya apariencia Cristo se nos entrega en la cena pascual (cf. Lc 22,14-20; 1 Co 11,23-26), nos llega toda la vida divina y se comparte con nosotros en la forma del Sacramento. Dios es comunión perfecta de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Padre Raniero Canalamessa [11]:

En la Eucaristía, el Hijo Jesucristo está presente de forma natural (es decir, con su doble naturaleza divina y humana) y también está presente de forma personal (como la persona del Hijo); el Padre y el Espíritu Santo directamente, están presentes sólo de forma natural (en virtud de la unidad de la naturaleza divina), pero indirectamente en virtud, es decir, de la pericóresis de las personas divinas, también están presentes de forma personal. En cada una de las tres personas de la Trinidad, de hecho, las otras dos están presentes. […] Por lo tanto, entramos en una misteriosa pero verdadera y profunda comunión con toda la Trinidad: con el Padre, a través de Cristo, en el Espíritu Santo
Ratzinger & Auer [12]:


El punto esencial suena así: En la eucaristía está presente Cristo vivo con su carne y su sangre, con su cuerpo y su alma, con la divinidad y la humanidad (D 874, 883 — DS 1636s, 1651). El fundamento de esta doctrina está en el hecho de que la palabra empleada por Cristo, «mi carne», indica en la lengua original al hombre vivo y entero, y al tratarse de Cristo, al Dios-hombre vivo. Vi verborum, per concomitantiam, unión hipostática. Una teología posterior, que se había alejado más del sentido llano del misterio pascual y eucarístico, aplicó esta «mentalidad lógica» a la doctrina de la pericoresis en Dios y declaró que en virtud de esta pericoresis está presente en la eucaristía «todo el Dios vivo y trino», el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Se deduce así que el efecto de la sagrada eucaristía no es sólo la redención y santificación por Cristo, sino también una renovación creadora por parte del Padre - y un comienzo de la glorificación por obra del Espíritu Santo.

Compendio moral salmanticense [13]:

¿Qué se pone en la Eucaristía ex vi verborum? R. Que en la hostia sólo se pone el cuerpo de Cristo praecisive de vivo o muerto; porque aunque de facto se ponga vivo, no es formalmente ex vi verborum, sino porque de facto lo está en los Cielos. Solamente pues el cuerpo de Cristo se pone ex vi verborum en la hostia. Por unión natural se pone también el alma; por concomitancia la sangre; por la unión hipostática el Verbo Divino; y por razón de la inseparabilidad las otras dos Personas Divinas asisten en este Sacramento con un modo especial.

Enciclopedia Católica Online [14]: 

Es por virtud de las palabras de la consagración o ex vi verborum, que se hacen presentes el Cuerpo y la Sangre de Cristo lo cual es expresado por las palabras de la Institución. Pero por razón de concomitancia natural (per concomitantiam), se vuelve simultáneamente presente todo lo cual es físicamente inseparable de las partes nombradas y, la cual debe, por conexión natural con ellas, siempre ser su acompañamiento.

Dom Vonier [15]:

En virtud de las palabras, tenemos en la Eucaristía todo aquello –y solamente aquello- que expresa la fórmula de la consagración… demos el sentido literal a cada una de sus palabras, y tendremos el enunciado de lo que está sobre el altar.


Dios te bendiga.

La primera parte de este escrito podrás encontrarlo dando CLIC AQUÍ.


Por: Cairo José Sánchez Sáenz.

[1] Sería increíble considerar que Jesús hablaba de forma simbólica, en la biblia "comer la carne" de alguien es odiarlo y atacarlo, a través del lenguaje bíblico entonces Jesús afirmaría que para tener vida eterna hay que rechazarlo y pecar. En el lenguaje bíblico comer la carne de otra persona de forma simbólica nunca es bueno, y Jesús no usaría tal expresión de forma simbólica pues caería en contradicción. La única solución lógica es que no hablaba simbólicamente, sino literalmente.

[2] Definición usada por ser bastante simple y fue extraída del diccionario católico en este link: http://www.catolico.org/diccionario/a_diccionario.htm

[3] Fuente: https://www.amicidomenicani.it/se-nell-eucaristia-sia-presente-solo-gesu-cristo-o-anche-tutta-la-santissima-trinita-e-se-durante-l-adorazione-eucaristica-si-possa-recitare-il-rosario/

[4] Ex vi Verborum.

[5] Concomitancia natural.

[6] Concomitancia sobrenatural.

[7] Por los términos de las palabras de consagración ex vi verborum, reconocemos al cuerpo y sangre de Cristo bajo las especies sacramentales. Por eso cuando nos referimos a Él al consumirlo, decimos: "Comemos a Cristo", "ingerimos el cuerpo y sangre de Cristo", esto es porque es la palabra la que nos lleva a la afirmación.

[8] El libro de la Eucaristía

[9] http://www.clerus.org/clerus/dati/2002-03/26-999999/05SAIISP.html

[10] Sacramentum Caritatis: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis.html#_ftnref44

[11] L’Eucaristia nostra santificazione. Ed. Àncora.

[12] Curso de Teología Dogmática VI.

[13] Pamplona 1805, tomo 2, páginas 38-41.

[14] Sección: Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.

[15] Doctrina y clave de la Eucaristía, Buenos Aires 1946, 205.

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