A continuación se dará respuesta a la siguiente imagen. La cual pretende promover el que una niña debería dejar de aspirar a la virginidad, de ver al matrimonio como felicidad y a la maternidad como destino. Se abordará la refutación desde un aspecto lógico y no tanto religioso, ya que la finalidad es convencer tanto a creyentes como no creyentes. Se dejó a un lado la evidente falacia de generalización para ofrecer otros argumentos razonables.
I LA VIRGINIDAD COMO ASPIRACIÓN.
¿Por qué una niña debería dejar de aspirar a la virginidad? ¿A caso la virginidad es algo malo que no trae consigo ninguna ventaja?
Lejos de erradicar un "prejuicio" y de salvar a las niñas de una "presión", se está metiendo en ellas un prejuicio y una gran presión: serás una prejuiciosa si decides mantenerte virgen, por lo que tienes que perder tu virginidad cuanto antes.
No se toma en cuenta las implicaciones emocionales que trae consigo el perder la virginidad cuando no se cuenta con la preparación tanto física como emocional: depresión, inseguridad, baja autoestima, culpa, arrepentimiento, etc.
Aspirar a la virginidad, y por qué no, incluso hasta el matrimonio, te ayuda a tener un control de tu persona; a practicar virtudes como la paciencia; a estár seguro de ningún embarazo no deseado; te protege 100% de las enfermedades por transmisión sexual; te aseguras de hacerlo con la persona indicada y en el momento adecuado; aprendes amarte y a valorarte; en fin... Tú tienes el pleno control de tu vida sexual.
Los anticonceptivos, no te permiten tener ese control con tu vida sexual que sí te da la virginidad. Siempre habrá un condón que se rompa, una pastilla que no funcioné, un aparato que se mueva. La virginidad te da una vida en armonía y seguridad que ningún anticonceptivo te puede ofrecer.
Comentarios que incitan a las mujeres a no aspirar a la virginidad, sólo las presionan más a perderla y provocar que lo hagan más por presión social, que por decisión propia.
Así que recuerda cuando alguien te diga que "no debes aspirar a la virginidad" sólo piensa que TÚ TIENES EL CONTROL DE TU CUERPO Y QUE NO TE DEBES SENTIR PRESIONADA POR ESE TIPO DE COMENTARIOS.
II. EL MATRIMONIO COMO FELICIDAD.
Para dar respuesta a esto, empecemos por definir tres conceptos fundamentales: felicidad, amor y matrimonio. Después veremos como estos tres se pueden relacionar, creando entre ellos una perfecta armonía.
La felicidad, según la filosofía y la psicología, se puede definir como un estado emocional positivo en donde el hombre siente satisfacción por haber cumplido con una necesidad, un deseo, un objetivo, etc.
El amor, según la RAE, es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
El matrimonio, se define como la unión de dos personas mediante determinados ritos o formalidades legales […]. En el caso del cristianismo, esta unión, es una unión eterna y solamente se puede acabar con la muerte de alguno.
Ahora bien, hemos visto que la felicidad llega en el hombre cuando éste cumple con alguna necesidad, deseo u objetivo. A su vez, el amor es una necesidad en el hombre. Mientras que el matrimonio, es la unión de dos personas que, idealmente, se aman. Es pues que el hombre, al satisfacer su necesidad de amar, encuentra la felicidad. El matrimonio se vuelve así como el resultado de dos personas personas que son felices por haber satisfecho su necesidad de amar.
Cabe añadir algo más. El matrimonio cristiano, por ser una unión eterna, salva al hombre de estar en búsqueda constante de amar, pues ha encontrado a quién amar por el resto de su vida. Ofreciéndole así una felicidad plena.
Como hemos visto, la felicidad, el amor y el matrimonio se complementan entre sí. Por lo que no hay ninguna razón para que ninguna mujer, ni ninguna persona, deje de plantearse el matrimonio como felicidad.
III LA MATERNIDAD COMO DESTINO.
Empecemos por definir lo qué es la maternidad y después veamos porque las mujeres están en potencia de ser madres.
Se define como maternidad a la vivencia que tiene la mujer por el hecho biológico de ser madre.
Ahora bien, las mujeres, por nuestra biología, estamos en potencia de ser madres, es decir, tenemos la capacidad de serlo. Está potencia se pasa al acto tras la relación sexual.
Aunque no podamos hablar de la maternidad como destino, ya que por diferentes aspectos una mujer puede llegar a no ser madre, sí podemos decir que las mujeres están en potencia de ser madres.
Sin embargo, aunque una mujer no tenga como destino ya definido la maternidad, este “destino” ha sido lo mejor que le pudo pasar a muchas mujeres. El famoso filósofo Platón, veía en los hijos una posibilidad que tenía el hombre de alcanzar la inmortalidad. En efecto, un hijo es una extensión de ti mismo. Es como dejar una parte de ti tras tu muerte.
Así podemos ver como las mujeres estamos en potencia de ser madres, y, tras serlo, podemos hallar en la maternidad el mejor destino que pudimos tener.
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