Voluntariamente esclava. La madre de Dios nos enseña a decir sí
Por Nils Anthony Checa
Evangelio según San Lucas 1, 26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin».
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
Comentario
El Evangelio de hoy nos narra la escena del primer misterio Gozoso del Santo Rosario, y este es así porque es un momento de mucha alegría para la humanidad. La promesa de la primera lectura empieza a concretarse. La sorpresa de María al recibir tan particular saludo por parte del Ángel Gabriel nos enseña que es mejor que el Señor cuando se manifieste, que no sabemos el día ni la hora, debe ser orando, buscando conectarnos más con Él, para conocer su voluntad, y cuando Él se manifieste, estar ya en esa íntima comunión, para no fallar en escuchar tan hermoso designo.
Mas escuchar muchas veces ese mensaje puede estremecernos, ya que no necesariamente será igual a nuestros trabajados planes, generando dudas y miedos, mas el Sr no espera de nosotros que, ya cumpliendo el ruego de manifestarse, nos congelemos y nada digamos. ¡No! espera una respuesta de nosotros. Incluso si sentimos dudas, que no sintamos temor de preguntarle. todo lo contrario, confiemos en Él. Aquí María también nos enseña: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». Y el Señor lejos de reprocharnos, nos contestará con la Caridad de un Padre a su Hijo amado. "El Espíritu Santo vendrá sobre ti" y le da una prueba del poder de Dios: el embarazo de su prima Isabel, considerada estéril.
¡Qué excusa podría detenernos ante tan maravillosa explicación! Y aún así el Señor espera nuestra respuesta, poniendo sobre su soberanía el amor que nosotros siente, respetando nuestra libertad. y el Sí de María no se hizo esperar, y este sí es generoso, entregado, sacrificado, voluntario, no es forzado, condicionado ni limitado. ¡Cuan ejemplar eres Madre nuestra!
Aprendamos de la Madre de Dios, que siendo tan joven, no fue impedimento para llevar a cabo tan importante misión, ya que cuando se tiene fe en el Señor, que a nuestro lado está y no nos abandona, podemos tener la garantía que todo lo que nos sucede es porque es lo mejor que pudo suceder, aunque nuestro criterio humado desee otro guión.
Evangelio según San Lucas 1, 26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin».
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
Comentario
El Evangelio de hoy nos narra la escena del primer misterio Gozoso del Santo Rosario, y este es así porque es un momento de mucha alegría para la humanidad. La promesa de la primera lectura empieza a concretarse. La sorpresa de María al recibir tan particular saludo por parte del Ángel Gabriel nos enseña que es mejor que el Señor cuando se manifieste, que no sabemos el día ni la hora, debe ser orando, buscando conectarnos más con Él, para conocer su voluntad, y cuando Él se manifieste, estar ya en esa íntima comunión, para no fallar en escuchar tan hermoso designo.
Mas escuchar muchas veces ese mensaje puede estremecernos, ya que no necesariamente será igual a nuestros trabajados planes, generando dudas y miedos, mas el Sr no espera de nosotros que, ya cumpliendo el ruego de manifestarse, nos congelemos y nada digamos. ¡No! espera una respuesta de nosotros. Incluso si sentimos dudas, que no sintamos temor de preguntarle. todo lo contrario, confiemos en Él. Aquí María también nos enseña: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». Y el Señor lejos de reprocharnos, nos contestará con la Caridad de un Padre a su Hijo amado. "El Espíritu Santo vendrá sobre ti" y le da una prueba del poder de Dios: el embarazo de su prima Isabel, considerada estéril.
¡Qué excusa podría detenernos ante tan maravillosa explicación! Y aún así el Señor espera nuestra respuesta, poniendo sobre su soberanía el amor que nosotros siente, respetando nuestra libertad. y el Sí de María no se hizo esperar, y este sí es generoso, entregado, sacrificado, voluntario, no es forzado, condicionado ni limitado. ¡Cuan ejemplar eres Madre nuestra!
Aprendamos de la Madre de Dios, que siendo tan joven, no fue impedimento para llevar a cabo tan importante misión, ya que cuando se tiene fe en el Señor, que a nuestro lado está y no nos abandona, podemos tener la garantía que todo lo que nos sucede es porque es lo mejor que pudo suceder, aunque nuestro criterio humado desee otro guión.
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