En las escrituras podemos encontrar enseñanzas tanto explícitas, como implícitas que se pueden comprender si tomamos en cuenta más que simplemente lo literal dentro de la escritura (que sería básicamente el conocido fundamentalismo).
Dentro de las enseñanzas sobre la Virgen María existen algunas que son explícitas, como por ejemplo la concepción virginal de Jesús, como se ve en Lucas 1:34-35, y otras como su inmaculada concepción que pueden ser deducidas a través de una secuencia de textos lógicos que determinan la validez de tal enseñanza, y con versículos que apoyan en gran medida la doctrina, como Lucas 1:28 en la que aparece la palabra Kejaritomene, que significa, de forma parafraseada "La que estuvo en un inicio, la que está, y la que estará llena de gracia [por méritos de Dios]".
La Asunción de María es un dogma de la Iglesia Católica definido (no creado) el día 1 noviembre de 1950, por Pio XII, sus palabras fueron:
"Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste" MS, DS 3900-3904.
De igual manera, el Concilio Vaticano II reiteró:
"La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo" Lumen Gentium, 59.
Al igual que la Inmaculada Concepción de María, esta enseñanza no es explícitamente citada en la escritura, pero en este post se darán argumentos que apoyan el dogma de la Asunción de María.
Dentro de las enseñanzas sobre la Virgen María existen algunas que son explícitas, como por ejemplo la concepción virginal de Jesús, como se ve en Lucas 1:34-35, y otras como su inmaculada concepción que pueden ser deducidas a través de una secuencia de textos lógicos que determinan la validez de tal enseñanza, y con versículos que apoyan en gran medida la doctrina, como Lucas 1:28 en la que aparece la palabra Kejaritomene, que significa, de forma parafraseada "La que estuvo en un inicio, la que está, y la que estará llena de gracia [por méritos de Dios]".
La Asunción de María es un dogma de la Iglesia Católica definido (no creado) el día 1 noviembre de 1950, por Pio XII, sus palabras fueron:
"Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste" MS, DS 3900-3904.
De igual manera, el Concilio Vaticano II reiteró:
"La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo" Lumen Gentium, 59.
Al igual que la Inmaculada Concepción de María, esta enseñanza no es explícitamente citada en la escritura, pero en este post se darán argumentos que apoyan el dogma de la Asunción de María.
Desarrollo:
San Juan Damasceno, un padre de la Iglesia, hacía aproximadamente el año 740 d.C predicó tres homilías sobre la Asunción de María al cielo, prueba de que los dogmas son definidos pero no creados, sino que habían sido creídos con anterioridad.
El Apóstol San Juan, a quien se le atribuye la escritura del apocalipsis nos deja en claro que María estaba en el cielo:
Apocalipsis 12:1
[1] Apareció en el cielo una señal grande, una Mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza, una corona de doce estrellas.
Es ahí donde se ve que Cristo se llevó el Arca de la Nueva Alianza al cielo con él (si observamos en Apocalipsis 11:19, el arca de la alianza aparece en el cielo, y es cuando inmediatamente aparece la figura de la Mujer).
El pasaje de Apocalipsis habla de una mujer envuelta en el sol con la luna bajo sus pies, y además de eso, una corona de doce estrellas, por lo que se puede definir, que esta mujer de forma individual es:
1) Es reina, porque está con corona.
2) Lo es tanto del cielo, como de los apóstoles (que son las 12 estrellas de su cabeza).
3) Está en el cielo viva y es importante.
La riqueza de la escritura nos hace ver que María está en el cielo, y como nos enseña la Iglesia, María fue asunta al cielo, en cuerpo y alma.
Mas de uno podría alegar que esta mujer es Israel. Sin embargo, la Mujer del apocalipsis representa dos figuras, una individual y una colectiva, esto mismo se aplica a las otras 3 figuras más que existen dentro del relato. Las figuras del relato son:
1) El hijo.
2) La mujer.
3) El dragón.
4) Arcángel Miguel.
Las figuras colectivas representan:
1) El hijo representa a todos esos reyes de Israel, que apacientan con cetro de hierro (Salmo 2:9)
2) La mujer representa la Iglesia de Cristo, conformada por los doce apóstoles (Hechos 1:26), las figuras del sol, la luna y las estrellas mostraban el pueblo de Dios en el antiguo testamento. (Génesis 37:9)
3) Dragón, representa colectivamente a la legión de demonios. (Apocalipsis 12:8)
4) Representa a la legión de ángeles que defienden a capa y espada la Iglesia de Cristo. (Apocalipsis 12:7)
Las figuras individuales representan:
1) El hijo es nada más y nada menos que Jesús mismo, sumo sacerdote, rey y cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Juan 1:29)
2) La mujer claramente habla sobre la santísima Virgen María, la luna representa la belleza (Cantares 6:10) y el sol la luz (Génesis 1:14), las estrellas los doce apóstoles.
3) El dragón evidentemente es el maligno, el demonio, el mencionado en Génesis 3:1-5ss, en el protoevangelio.
4) Arcángel Miguel es él mismo, el jefe del batallón de ángeles de Dios. (Apocalipsis 12:7)
De esta forma comprendemos, que hablando de figuras individuales, la mujer que aparece en el cielo es María Santísima, llevada ahí por amor de Cristo.
En los primeros siglos del cristianismo son comunes las referencias que relacionan a la Virgen María y a Eva, esposa de Adán. Aquí se pueden encontrar múltiples relaciones tipológicas entre estas dos mujeres.
Si Adán por causa de Eva fue exiliado por el pecado al pecar él mismo (Génesis 3:24), Jesús engendrado por María nos exilio del pecado (1 Pedro 2:23-24), si la desobediencia y soberbia de Eva nos trajo el pecado al mundo (Génesis 3:5), la obediencia y humildad de María nos trajo la salvación al mundo [A Jesús] (Lucas 1:38; 1:48), así mismo así como nuestros primeros padres Adán y Eva fueron hechos sin pecado e inmaculados (Génesis 1:26), Jesús y María lo fueron (2 Corintios 5:21, Lucas 1:28).
Teniendo en cuenta estas relaciones tipológicas no es difícil poder deducir que así como el Nuevo Adán, nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo en cuerpo glorificado (Hechos 1:9), también la nueva Eva debería hacerlo (Apocalipsis 12:1), pues sino se perdería la relación entre estos dos personajes bíblicos.
Según nos cuenta Scott Hahn, en su libro "Dios te Salve, Reina y Madre":
"No hay señales de que esta enseñanza fuese recusada o disputada seriamente durante el período de los Padres de la Iglesia; y ninguna Iglesia o ciudad reivindicó jamás poseer las reliquias de la Virgen María. Eso ya es, por sí mismo, bastante notable. En la Iglesia primitiva, ciudades e iglesias contendían unas con otras por la posesión de los restos de los grandes apóstoles y mártires"
Por tanto, si en verdad los restos de María estuvieran en la tierra, conoceríamos con datos confirmados el lugar en donde se encuentran sus restos, pues como sabemos, ella era una figura importante dentro de la Iglesia. Sus restos serían bien custodiados, sellados y claramente documentados en la historia. Son dos ciudades las que "pelean" poseer la tumba de nuestra Virgen María, pero lo curioso es que ¡ambas están vacías!
John Henry Newman decía:
"Su tránsito no causó ruido alguno La Iglesia continuó con sus tareas cotidianas de predicar, convertir y sufrir. Había persecuciones, huidas de una ciudad a otra, y mártires. Poco a poco se extendió el rumor de que la Madre del Señor no estaba ya en la tierra. Peregrinos comenzaron a moverse en busca de sus reliquias, pero nada encontraron. ¿Murió en Éfeso o en Jerusalén? Las opiniones no coincidían, pero en cualquier caso su tumba no fue hallada, y si se halló, estaba abierta. Los que buscaban volvieron a casa sorprendidos y como en espera de más luces. Pronto comenzó a decirse que cuando el tránsito de María se aproximaba y su alma iba a dirigirse al encuentro de su Hijo, los Apóstoles se reunieron en un determinado lugar, quizás en la Ciudad Santa, para asistir al gozoso acontecimiento, y que poco después de enterrarla con los ritos adecuados repararon en que su cuerpo no estaba en la tumba, mientras ángeles cantaban día y noche con voces alegres las glorias de su Reina asunta al Cielo. Pero aparte de nuestros sentimientos sobre los detalles de esta historia, no hemos de dudar que, de acuerdo con el sentir de todo el orbe católico y las revelaciones hechas a almas santas, María se encuentra en cuerpo y alma con su Hijo y Dios en el cielo, y que nosotros podemos celebrar no sólo su tránsito sino también su Asunción».(John H. Newman, Discursos sobre la fe, Madrid 1981, pp. 361-362).
De esta manera, comprendemos también que la Victoria del Nuevo Adán radica en tres ámbitos:
1) Sobre el Pecado: Cuando en Romanos 5:8-9 menciona que, nosotros todavía pecadores, murió por nosotros...justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera.
2) Sobre la concupiscencia: Cuando encontramos en Santiago 1:14-15 que cada uno es probado según su propia concupiscencia que nos arrastra y seduce, y que esta concupiscencia, al ser concebida da a luz el pecado, y el pecado al ser consumado, engendra la muerte.
3) Sobre la muerte: La escritura menciona en Hebreos 2:14-15 que Jesús aniquiló por su muerte al diablo, nos dio libertad, sobre la muerte.
Así como fue por medio de la concupiscencia, que entró el pecado al mundo y con ello la muerte, por Adán y Eva, Jesús y la Virgen María, tuvieron victoria sobre el pecado, sobre la concupiscencia y sobre la muerte. De esta forma, la Virgen María, si murió, murió de amor por su hijo, el cual, este mismo, como Nuevo Adán, llevó a la Nueva Eva, vencedora de estas inmundicias por sus méritos, al cielo en cuerpo y alma.
El Apóstol San Juan, a quien se le atribuye la escritura del apocalipsis nos deja en claro que María estaba en el cielo:
Apocalipsis 12:1
[1] Apareció en el cielo una señal grande, una Mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza, una corona de doce estrellas.
Es ahí donde se ve que Cristo se llevó el Arca de la Nueva Alianza al cielo con él (si observamos en Apocalipsis 11:19, el arca de la alianza aparece en el cielo, y es cuando inmediatamente aparece la figura de la Mujer).
El pasaje de Apocalipsis habla de una mujer envuelta en el sol con la luna bajo sus pies, y además de eso, una corona de doce estrellas, por lo que se puede definir, que esta mujer de forma individual es:
1) Es reina, porque está con corona.
2) Lo es tanto del cielo, como de los apóstoles (que son las 12 estrellas de su cabeza).
3) Está en el cielo viva y es importante.
La riqueza de la escritura nos hace ver que María está en el cielo, y como nos enseña la Iglesia, María fue asunta al cielo, en cuerpo y alma.
Mas de uno podría alegar que esta mujer es Israel. Sin embargo, la Mujer del apocalipsis representa dos figuras, una individual y una colectiva, esto mismo se aplica a las otras 3 figuras más que existen dentro del relato. Las figuras del relato son:
1) El hijo.
2) La mujer.
3) El dragón.
4) Arcángel Miguel.
Las figuras colectivas representan:
1) El hijo representa a todos esos reyes de Israel, que apacientan con cetro de hierro (Salmo 2:9)
2) La mujer representa la Iglesia de Cristo, conformada por los doce apóstoles (Hechos 1:26), las figuras del sol, la luna y las estrellas mostraban el pueblo de Dios en el antiguo testamento. (Génesis 37:9)
3) Dragón, representa colectivamente a la legión de demonios. (Apocalipsis 12:8)
4) Representa a la legión de ángeles que defienden a capa y espada la Iglesia de Cristo. (Apocalipsis 12:7)
Las figuras individuales representan:
1) El hijo es nada más y nada menos que Jesús mismo, sumo sacerdote, rey y cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Juan 1:29)
2) La mujer claramente habla sobre la santísima Virgen María, la luna representa la belleza (Cantares 6:10) y el sol la luz (Génesis 1:14), las estrellas los doce apóstoles.
3) El dragón evidentemente es el maligno, el demonio, el mencionado en Génesis 3:1-5ss, en el protoevangelio.
4) Arcángel Miguel es él mismo, el jefe del batallón de ángeles de Dios. (Apocalipsis 12:7)
De esta forma comprendemos, que hablando de figuras individuales, la mujer que aparece en el cielo es María Santísima, llevada ahí por amor de Cristo.
En los primeros siglos del cristianismo son comunes las referencias que relacionan a la Virgen María y a Eva, esposa de Adán. Aquí se pueden encontrar múltiples relaciones tipológicas entre estas dos mujeres.
Si Adán por causa de Eva fue exiliado por el pecado al pecar él mismo (Génesis 3:24), Jesús engendrado por María nos exilio del pecado (1 Pedro 2:23-24), si la desobediencia y soberbia de Eva nos trajo el pecado al mundo (Génesis 3:5), la obediencia y humildad de María nos trajo la salvación al mundo [A Jesús] (Lucas 1:38; 1:48), así mismo así como nuestros primeros padres Adán y Eva fueron hechos sin pecado e inmaculados (Génesis 1:26), Jesús y María lo fueron (2 Corintios 5:21, Lucas 1:28).
Teniendo en cuenta estas relaciones tipológicas no es difícil poder deducir que así como el Nuevo Adán, nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo en cuerpo glorificado (Hechos 1:9), también la nueva Eva debería hacerlo (Apocalipsis 12:1), pues sino se perdería la relación entre estos dos personajes bíblicos.
Según nos cuenta Scott Hahn, en su libro "Dios te Salve, Reina y Madre":
"No hay señales de que esta enseñanza fuese recusada o disputada seriamente durante el período de los Padres de la Iglesia; y ninguna Iglesia o ciudad reivindicó jamás poseer las reliquias de la Virgen María. Eso ya es, por sí mismo, bastante notable. En la Iglesia primitiva, ciudades e iglesias contendían unas con otras por la posesión de los restos de los grandes apóstoles y mártires"
Por tanto, si en verdad los restos de María estuvieran en la tierra, conoceríamos con datos confirmados el lugar en donde se encuentran sus restos, pues como sabemos, ella era una figura importante dentro de la Iglesia. Sus restos serían bien custodiados, sellados y claramente documentados en la historia. Son dos ciudades las que "pelean" poseer la tumba de nuestra Virgen María, pero lo curioso es que ¡ambas están vacías!
John Henry Newman decía:
"Su tránsito no causó ruido alguno La Iglesia continuó con sus tareas cotidianas de predicar, convertir y sufrir. Había persecuciones, huidas de una ciudad a otra, y mártires. Poco a poco se extendió el rumor de que la Madre del Señor no estaba ya en la tierra. Peregrinos comenzaron a moverse en busca de sus reliquias, pero nada encontraron. ¿Murió en Éfeso o en Jerusalén? Las opiniones no coincidían, pero en cualquier caso su tumba no fue hallada, y si se halló, estaba abierta. Los que buscaban volvieron a casa sorprendidos y como en espera de más luces. Pronto comenzó a decirse que cuando el tránsito de María se aproximaba y su alma iba a dirigirse al encuentro de su Hijo, los Apóstoles se reunieron en un determinado lugar, quizás en la Ciudad Santa, para asistir al gozoso acontecimiento, y que poco después de enterrarla con los ritos adecuados repararon en que su cuerpo no estaba en la tumba, mientras ángeles cantaban día y noche con voces alegres las glorias de su Reina asunta al Cielo. Pero aparte de nuestros sentimientos sobre los detalles de esta historia, no hemos de dudar que, de acuerdo con el sentir de todo el orbe católico y las revelaciones hechas a almas santas, María se encuentra en cuerpo y alma con su Hijo y Dios en el cielo, y que nosotros podemos celebrar no sólo su tránsito sino también su Asunción».(John H. Newman, Discursos sobre la fe, Madrid 1981, pp. 361-362).
De esta manera, comprendemos también que la Victoria del Nuevo Adán radica en tres ámbitos:
1) Sobre el Pecado: Cuando en Romanos 5:8-9 menciona que, nosotros todavía pecadores, murió por nosotros...justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera.
2) Sobre la concupiscencia: Cuando encontramos en Santiago 1:14-15 que cada uno es probado según su propia concupiscencia que nos arrastra y seduce, y que esta concupiscencia, al ser concebida da a luz el pecado, y el pecado al ser consumado, engendra la muerte.
3) Sobre la muerte: La escritura menciona en Hebreos 2:14-15 que Jesús aniquiló por su muerte al diablo, nos dio libertad, sobre la muerte.
Así como fue por medio de la concupiscencia, que entró el pecado al mundo y con ello la muerte, por Adán y Eva, Jesús y la Virgen María, tuvieron victoria sobre el pecado, sobre la concupiscencia y sobre la muerte. De esta forma, la Virgen María, si murió, murió de amor por su hijo, el cual, este mismo, como Nuevo Adán, llevó a la Nueva Eva, vencedora de estas inmundicias por sus méritos, al cielo en cuerpo y alma.
Conclusión:
Sin duda existen más argumentos que los Católicos podemos dar sobre la Asunción de la Santísima Virgen María, y todos estos argumentos son fundados en el amor que tenemos hacia ella, que nunca superará al amor que Cristo mismo tuvo por ella.
Así, aunque el primer testimonio de la fe en la Asunción de la Virgen María aparece en los escritos apócrifos "Transitus Mariae", datados originalmente a los Siglo II y III, debido a que todavía no se había precisado una doctrina escatológica firme, sabemos que a lo largo de ls siglos se ha ido comprendiendo y aceptando este misterio tan bello que no solo incrementa nuestro amor por María, sino que nos ayuda a comprender el amor que tiene un hijo que es Dios a su madre.
Así, aunque el primer testimonio de la fe en la Asunción de la Virgen María aparece en los escritos apócrifos "Transitus Mariae", datados originalmente a los Siglo II y III, debido a que todavía no se había precisado una doctrina escatológica firme, sabemos que a lo largo de ls siglos se ha ido comprendiendo y aceptando este misterio tan bello que no solo incrementa nuestro amor por María, sino que nos ayuda a comprender el amor que tiene un hijo que es Dios a su madre.
Por: Cairo José Sánchez Sáenz
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